hablar en positivo está de moda. Nos movemos en un mundo en el que lo que vende, o al menos lo que la gente quiere comprar, son los mensajes optimistas que hacen los sueños posibles y los retos asumibles. Si quieres conseguir algo hay que tratar de hablar en positivo, evitar las frases negativas, porque la negatividad se queda en nuestra mente aunque no nos demos cuenta y hace que las cosas que queremos inconscientemente se alejen. No me refiero solo a lo importante, ocurre con ejemplos simples como cuando te dan una dirección y te repiten varias veces por dónde no tienes que pasar para llegar, tantas que al final recuerdas ese no lugar y te olvidas de la ruta. Sin embargo, por mucho que lo sepamos es difícil ponerlo en práctica y la mayoría de las veces nos comunicamos desde el No sin ni siquiera ser conscientes de ello. Quizás por esto, en un momento donde sobre todo el marketing se mueve directamente en lo positivo, llama la atención la última y acertada campaña #CierraUnicef, el nuevo eslogan de la ONG de la infancia con el que busca y consigue removernos por dentro para recordarnos, con el aviso de su posible cierre, que siguen abiertos porque todavía son necesarios ante la grave situación de la infancia en muchos lugares del mundo: unos 50 millones de niños sufren desnutrición aguda y 61 millones no pueden ir a la escuela. Y quieren cerrar de verdad, realmente sueñan con hacerlo, porque saben que el día que ellos bajen la persiana se habrá acabado con la mortalidad infantil y habrán conseguido su objetivo de que todos los niños y niñas tengan acceso a una Educación y Sanidad dignas y tengan garantizados sus derechos en cualquier rincón del planeta. Ese día, que ojalá llegue pronto, Unicef cerrará porque su labor ya no será necesaria. La idea de esta organización en el fondo es la que querrían para sí mismas cientos de ONG, colectivos, asociaciones, etc: que no existieran las causas que les hacen necesarios. Lo mismo ocurre con los Días de múltiples causas que llenan el calendario. Por citar el último, qué más deseamos las mujeres que poder decir un día que ya no queremos el nuestro, que regalamos el 8 de marzo, porque eso significará que las reivindicaciones sociales y laborales se han cumplido, la violencia machista se ha erradicado y la soñada igualdad es un hecho.