Ocurrió en un pueblo, de esos de las canciones de Sabina, o en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, que diría Cervantes. Mejor evitar topónimos o identidades, que los hechos no han prescrito... Pero la escena es real. ¿Los protagonistas? El primero, uno de esos personajes “singulares” que hay en todos los pueblos, ahora que está judicialmente de moda el calificativo. De esas personas especiales queridas por todos, pero dianas de la burla ajena, aunque no hiciera otra cosa que tocar con una lata en cualquier verbena o ir de fiestas en fiestas a dedo. El segundo, un magistrado por entonces famoso también por sentencias muy polémicas, que iba de juzgado en juzgado. El azar hizo que estos dos protagonistas se encontraran a altas horas de la madrugada en un bar de la localidad. El caso es que el primero, vamos a llamarle Ferminico, que era el capacico de muchas gracias sin gracia, acabó dándole una patada en el culo a uno de los miembros de una cuadrilla que le estaba zirikiando. Resultó ser el juez. El togado, que iba de paisano y estaba más como para pedir la última que para una vista oral- salió impulsado hasta el otro rincón de la taberna. Ya sea por que no encajara bien la broma o por que viera amenazada su autoridad, abrió un caso con el incidente. ¿Trifulca? ¿Terrorismo? A Ferminico lo conocía todo el mundo así que cuando tuvo que declarar a nadie le sorprendió que subiera al estrado ofreciendo al otro juez, al que llevaba la vista, un Ducados. Quizá éste se acuerde aún de una situación mucho más amable que la que le está tocando estos días vivir al frente de la sección 2ª de la Audiencia... Es una anécdota, pero ilustra lo que le está pasando al poder judicial, enrocado en su leyes y lenguaje técnico: la sociedad le está dando una simbólica patada de opinión pública al no entender sentencias como la de La Manada, casos como Altsasu o autos como los de Catalunya. La desafección que asola la política está llegando a la esfera judicial. La separación de poderes es clave en democracia pero -casos al margen- como decía Pazos en Airbag: lo importante es el “concepto”. Y lo que está en juego de veras en este país es qué es violación, qué es terrorismo y qué rebelión violenta. Lo demás, ruido mediático, jurídico y político.