la Fiscalía Anticorrupción solicita una pena de cuatro años de cárcel para Rodrigo Rato por cobrar comisiones de la empresa que realizaba las campañas de publicidad del banco; quizá algún celoso inspector debiera observar también si el exdelegado del Gobierno en Catalunya Enric Millo tenía algún interés cuando, en el juicio contra los políticos soberanistas, acuñó la trampa del Fairy como una de las estratagemas que los radicales utilizaron contra las fuerzas de seguridad el 1-O. La frase aludiendo al conocido lavavajillas ha tenido tal repercusión que lleva camino de superar el eslogan más conocido del producto: la gota que no se agota. No es extraño que con lo que cunde el detergente, un chorrito esparcido en un colegio electoral pudiera hacer resbalar no a cuatro o cinco agentes sino a una compañía de la Policía Nacional...

Quizá los supuestos agresores no sabían lo que hacían. Quiero decir que, siguiendo la versión de Millo, la elección de Fairy no encaja con sus motivaciones ideológicas, ya que la empresa fabricante, la multinacional estadounidense Procter & Gamble, puso pies en polvorosa en 2012 y abandonó su sede en Barcelona para mudarse a Madrid. Además se llevaba a Arbora, hasta entonces controlado por una familia catalana y cuyo presidente era una persona cercana a CiU. El palo para la política industrial de la Generalitat fue de los gordos. Como para darle ahora cuartelillo a la marca el día del referéndum...

De cualquier forma, puestos a exagerar (que es a lo que suena el relato de los hechos en boca de Millo), el exdelegado también podía haber echado mano de la denuncia de expertos que han extendido la sospecha de que ese lavavajillas penetra en la piel y causa problemas dermatológicos. Más madera para el Fiscal y la Abogacía del Estado: caídos, pateados y víctimas de un ataque bacteriológico. Digo yo que para decir lo que dijo, si Millo cambia la potencia de Fairy por la letra de una de las canciones del Fary dice lo mismo sobre las circunstancias en las que se produjeron las supuestas agresiones y con estribillo: Herido de muerte/como aquel torero, que cae/embestido por un toro fiero/ y deja claveles rojos en el suelo. Y le queda más español. ¿O no?