en la redacción del periódico hemos decido desechar el término mena para designar a los adolescentes migrantes que llegan a Navarra en busca de un futuro mejor para ellos y, consecuentemente, para sus familias. No son menas (sigla que está adquiriendo un tinte peyorativo por los discursos xenófobos que tanto miedo dan), son menores no acompañados; son niños, son jóvenes adolescentes que han tenido que huir de situaciones sociales y económicas complicadas y desfavorables, y se han visto obligados a tener que abandonar a los suyos.

Son niños que tras un periplo lleno de dificultades, con abusos de poder, con riesgo y miedos llegan a una tierra como la nuestra que está obligada moral y también legalmente a darles acogida. Son adolescentes que no han cumplido 18 años y que, como indica Mikel Gurbindo, responsable de Familia y Menores del Gobierno de Navarra, en su inmensa mayoría son chicos -no suelen venir chicas-tienen muchas habilidades sociales y normalmente son punta de lanza de la familia de origen. Es decir son las personas de la familia que vienen para abrir nuevas vías y nuevas oportunidades para ellos y para los suyos.

Por razones políticas o por motivos económicos todos y todas tenemos o hemos tenido personas migrantes, exiliadas o desplazadas en nuestro árbol genealógico a lo largo de la historia. Y a todos y todas, el entorno nos ha ayudado a echar raíces. En mi caso, pertenezco a la quinta generación de un oscense que vino a Pamplona a probar fortuna, abrió una sastrería en la calle Zapatería y formó una familia que aquí sigue, como si fuera de “toda la vida”. Me da la impresión de que no le recibieron a zapatazos. Otro familiar tuvo que abandonar Navarra, exiliarse, por ser republicano y el gobernador civil de Gipuzkoa en 1936. Él y su familia, con toda la precariedad y mucho sufrimiento, fue recibido con los brazos abiertos en Brasil y Argentina, de donde no pudo volver gracias a Franco. Por no abundar en la historia más reciente e Iparralde.

Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¡Zorionak Mohammed Ounasser!, buen referente para la juventud y todo un motivo para sentirnos satisfechos de “nuestra condición navarra”.