el Gobierno de PSN, Geroa Bai y Podemos ha convertido en preacuerdo presupuestario con EH Bildu la negociación de la misma índole que UPN-PP no pudo cerrar con Herri Batasuna en 1993, año que acabaría con 14 asesinatos después de los 26 de 1992. Con ETA muerta y enterrada hace casi una década, Casado atisba sin embargo una ofensa a las víctimas del terrorismo cuando el referido preacuerdo se ciñe a cuestiones sociales y económicas en aras a la cohesión ciudadana y a la competitividad de esta tierra. Por su parte, Esparza acusa a Chivite de normalizar a la izquierda abertzale histórica por ese pacto carente de cesiones identitarias, lo que en los infaustos días de plomo constituía un reto para esta democracia y hoy representa la convalidación de unas Cuentas públicas para 2020 que garantizan la estabilidad política y financiera de Navarra. En sentido justo contrario a los tres postreros años de la última presidencia foral de UPN, pues Barcina protagonizó otras tantas prórrogas presupuestarias consecutivas, dos menos que las cinco que encadena Maya como alcalde pamplonés. Una trayectoria que evidencia la incapacidad del regionalismo para alcanzar consensos transversales más allá de sus lindes ideológicas y que se traduce en la autoexclusión habida cuenta de lo fragmentado del tablero institucional de Navarra como reflejo de su diversidad creciente. Así que no cuela el falso victimismo de Navarra Suma, un artefacto de trinchera electoral que extiende un cordón sanitario sobre todos los demás, incluyendo al PSN en tanto que intenta deslegitimar a diario la presidencia de Chivite con reproches estrambóticos. Lo último de lo último, que las Cuentas en vías de aprobación resultan continuistas y apuntalan las políticas del cuatripartito de Barkos, vaya un hallazgo a la vista de las siglas que operan como socias del PSN y de la impronta progresista de todas ellas. Contra la bulla de la derecha unida, la aritmética tal cual: quienes ultiman los primeros Presupuestos de esta décima legislatura -también I-E- suman casi 210.000 votos, un 65% más que los escasos 127.000 de la adición entre UPN, PP y Ciudadanos. Purita democracia.