Juan Manuel Rubio, candidato de UPN al Gobierno de Navarra. No se lo cree ni él, aunque tenga sus minutos de gloria con un legítimo discurso alternativo. Porque el líder del comité local de Valdizarbe, más conocido como presidente de la Fundación Misterio de Obanos, se presenta para perder mañana ante Javier Esparza en el consejo político regionalista, tal vez como último servicio al partido con el íntimo afán de procurarle una pátina de democracia interna. La incógnita radica por tanto en los apoyos que recabará Rubio de entre los 232 delegados de las 59 asambleas de UPN, una votación que servirá para reforzar orgánicamente a un Esparza que hasta ahora sufrió para superar el 60% de respaldo interno cuando tuvo rival. El presidente de UPN desde septiembre de 2015 arranca así un año y medio de vértigo sin albergar en público ninguna duda de que encabezará el Ejecutivo foral en la próxima legislatura. En eso se parece a Rubio, pues necesita un milagro desde la evidencia aritmética de que al menos en la Navarra actual todas las derechas unidas no suman ni de globo los 26 escaños de la mayoría absoluta. Es decir, solo está en la mano de Esparza crear las condiciones para que el PSOE se le pueda aparecer cual virgen y devuelva a UPN a la Diputación, lo que primero pasa por concurrir en solitario ya sin el yugo del PP, luego por la victoria en votos y finalmente por un pendulazo del sanchismo previa hecatombe electoral general. La secuencia debe visualizarse para septiembre porque a partir de entonces se configuran las listas y Esparza tendría que disolver sin más dilación el tripartito de Navarra Suma, disonante siempre en materia de autogobierno y ahora vociferante por la OPA hostil del PP a Ciudadanos, con la reforma laboral como muestra de la fractura total. Llegado el otoño, a Esparza solo le quedaría encomendarse a que el ciclo político se pusiera al fin de su parte después de una década larga atrincherado con una dialéctica de tierra quemada, lo que con el espantajo de ETA amortizado supone confiar en que la gestión de la pandemia lleve al socialismo a la UCI, en comandita con esta inflación brutal. De fracasar en su tercer asalto a la Diputación, el también exconsejero y exalcalde agoizko sería ya historia en UPN, superando en longevidad presidencial a Gómara y Barcina, pero no a Aizpún y Sanz. Si cada maestrillo tiene su librillo, el docente Esparza debe escribir su propio guión hasta mayo de 2023. Y muy probablemente ni aún así.

El milagro de Esparza pasa por concurrir en solitario, ganar en votos y esperar un pendulazo del sanchismo previa debacle electoral