no lo ha tenido fácil el sector cultural para tratar de asentarse como un pilar más de la actividad económica de la Comunidad Foral, un sector que no solo enriquece a los ciudadanos y ciudadanas con su quehacer diario sino que contribuye notablemente al desarrollo social y económico de Navarra. Una de las estrategias del actual Gobierno del cambio, en colaboración con el Ayuntamiento de Pamplona y otras entidades, para visibilizar al sector y facilitar su crecimiento fue la puesta en marcha hace un año de la Feria 948 Merkatua, una plataforma de lanzamiento para los profesionales de las industrias creativas y culturales y un punto de encuentro sobre todo entre los creadores y sus diferentes públicos y agentes. Si el primer año Merkatua se presentaba como un mercado de las artes, tras este año va camino de consolidarse como un lugar para el intercambio y el desarrollo de proyectos creativos y artísticos, algo que largamente ha venido demandando el sector cultural. Fueron muchas las personas que se acercaron a la doble cita con la cultura, Merkatua, en Baluarte durante tres días y la II Feria de la Edición del libro, el disco y otros soportes, que este año quiso desvincularse en cierta medida al estar organizada por la Asociación de Editores Independientes de Navarra. Ambas citas han permitido sacar a la luz el buen momento por el que atraviesan las industrias culturales y creativas de Navarra. En total fueron más de 1.000 los profesionales acreditados para un evento que mira ya al futuro con la intención de convertirse en un referente a nivel profesional en el mundo de las artes. Es cierto que hay cosas mejorables, como que en las actividades culturales programadas abiertas al público en la presentación de proyectos y propuestas se echó en falta una mayor presencia precisamente de programadores y agentes profesionales, pero no es menos cierto que la cultura va poco a poco saliendo a flote tras años de hundimiento. Uno de los puntos más interesantes de Merkatua es que trata de tender puentes y redes entre artistas, industria y público y sobre todo entre las comunidades vecinas, algo esencial para que los creadores locales puedan salir y proyectarse fuera para que la cultura siga creciendo, y con ella crecemos todos.