2020. Un año muy simétrico. Redondo. Rotundo. Lo mires como lo mires. Veinte, veinte. Faltan apenas cinco días para que entremos de lleno en él. Parecía que estaba lejos, pero siempre llega el Año Nuevo, y que sigan llegando, es una buena señal. Quienes veíamos el año 2000 como una fecha lejana en el futuro a la que pensábamos que llegaríamos circulando con naves de ciencia ficción en plan Odisea en el espacio, vemos como van cayendo efemérides redondas y seguimos con los pies en la tierra. Lo único que vuelan cercan de nuestras casas y pueblos son aparatos pensados para seguir apuntalando esta civilización del consumo y de la prisa. Ya casi nadie cree en los cuentos, sino en lo que dice google o la wikipedia y pocos bromean ya con que los niños vienen de París en el pico de una cigüeña sino que en todo caso los trae un dron desde los almacenes de Amazon en Getafe. Pero los lejanos años veinte, que sonaban a otras músicas, dejaron una profunda huella en la historia. Sonaban a Charleston, a esos años felices en los que ciudades como París o Berlín vivían a tope (no todos claro, solo los que podían, como ha ocurrido y ocurre siempre) como si el mundo se fuera a acabar al día siguiente. Y de hecho casi se acabó. Llegó el crack del 29 y la II Guerra Mundial. Sí, hace ya un siglo de todo esto y nos suena lejano, pero en la realidad que vivimos de cerca hay síntomas que recuerdan a ese periodo de entreguerras, con lo bueno y con lo malo que conllevó. La gente hoy vive rápido. Consume. Acelera sin pensar. Se impone el individualismo materialista. El sálvese quien pueda. El selfie más que el retrato colectivo. Y al mismo tiempo corren vientos preocupantes. Señales de crisis y sobre todo de neofascismo. Y todo el mundo sabe cómo acabaron aquellos felices años 20. Da respeto. Vértigo. Miedo casi. La historia no siempre se repite, es verdad, solo a veces. Pero lo importante es saber que la historia se puede cambiar. Y estamos a tiempo. Urge recuperar un compromiso colectivo. Ideales. Causas comunes. La lucha social. En el trabajo, en casa, en la calle, en la política... Hay que protegerse del huracán totalitario que antes por la vía económica y ahora por la vía política amenaza a Europa. Es el momento. Nunca más y para nadie aquellos negros años 30. Estamos a tiempo. Estrenamos año. Feliz 2020. Salud!