El coronavirus se ha cobrado su primera víctima en el Estado: el Mobile World Congress. No ha hecho falta contagio, ni cuarentena, ni síntomas, ni tratamiento, ni alerta sanitaria para acabar con la edición de este año de la cita tecnológica más importante de cuantas se celebran casi en el mundo y que tiene su sede en Barcelona, una ciudad que ha peleado mucho por seguir acogiendo este evento que algunos han querido llevarse a Madrid, y que ahora tiene que digerir los efectos de la suspensión y su repercusión económica millonaria.

El no definitivo llegó después del goteo de cancelaciones de empresas de telecomunicación, encabezado por las más grandes. Cancelaciones movidas aparentemente por un miedo injustificado a un posible contagio, pero que, con razón o sin ella, ha acabado por extenderse e imponerse a la realidad.

Mientras todos los expertos ponen el foco en que no hay ninguna justificación sanitaria para suspender esta cita, ni razones de salud pública para no celebrar eventos de este tipo en Barcelona o cualquier ciudad estatal, son muchas las hipótesis que se barajan sobre las verdaderas razones de esta suspensión, por mucho que el coronavirus y el miedo absurdo a su contagio por parte de cualquier visitante o participante en el Mobile World Congress se haya impuesto de cara a la galería.

Dejando a un lado una visión geopolítica, que también pesa, quizás lo que algunos no quieren es que Barcelona siga conectada a la innovación tecnológica que hoy marca el ritmo del desarrollo, en primera línea de la vanguardia y de todo lo que esté por venir, como esa realidad virtual sobre la que estas grandes empresas sustentan su negocio y que ahora ha sabido dar forma a una amenaza irreal. Es el efecto mariposa, cómo un virus desatado a miles de kilómetros puede hacer que se cancele un congreso internacional sobre los últimos avances tecnológicos en Barcelona. De ser cierto el más mínimo riesgo, todas las ferias y eventos previstos para los próximos días deberían estar en cuarentena, pero no es así. Mientras que el Mobile mira ya a su edición de 2021, otros mantienen sus convocatorias. Parece que el miedo al virus no afecta por igual en todos los lugares.