Es importante que entiendan que la vida es más importante que el dinero. Algunos quieren que todo siga hasta ahora, le temen al cambio. El cambio es lo que los jóvenes traemos, y lo que están tratando de silenciar”. De entre todos los políticos y científicos de los 196 países que participan este mes en la Cumbre de Madrid la vocecita de Greta Thunberg ha sido la que, sin duda, más nos ha impactado. Con un mensaje sencillo y ese triste semblante de niña enfadada pero a la vez asustada... Mujer, adolescente, Asperger (con lo que ello implica también de visibilizar personas con trastorno del espectro autista en la esfera pública, personas por otro lado muy inteligentes) y, por decirlo de algún modo, incomprable teniendo en cuenta que viene de una familia sueca acomodada. Un perfil que la hace, en su conjunto, diana fácil para el ataque de los negacionistas (la tildan de chiflada) y de políticos como Trump que se burlaba tras su discurso en la ONU: “Parece una niña feliz”. La primera Cumbre del Clima se celebró en Berlín en 1995. 24 años después muchos compromisos y horizontes legales pero pocos avances. Las actitudes de rapiña y desidia ante la explotación de los recursos no son solo responsabilidad de grandes empresas extractivas. Las administraciones también toman decisiones. Los vemos cada día en la gestión política. El nuevo alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida habla de revertir Madrid Central. Desde un ámbito más local, en Pamplona el Plan de Amabilización en el centro de la ciudad se ha demostrado -dos años después- un avance en movilidad sostenible (incluso la reapertura de Padre Moret que el nuevo tripartito dejó caer se ha quedado en el cajón), que ya nadie cuestiona, no solo por menos contaminante sino porque los propios vecinos de lo Viejo valoran la reducción de vehículos en un barrio más habitable. También porque la gente coge más el transporte público. Greta también nos recuerda (con sus quizás extravagancias al desplazarse) que también nuestro modo de vida tiene que cambiar. Reciclar, cambiar bombillas y bajar la temperatura es fácil. El problema es cuando nos hablan de dejar de utilizar el coche, de lo que contamina el avión, de disminuir el consumo de carne, de no utilizar plásticos, de no comprar tanto... Habrá que dar una vuelta a algo quizás no a todo. Lo de menos es Greta, lo importante es que haya colectivos como Fridays for Future con gente joven que crea en un mundo alternativo y más justo.