Hace tiempo que no hemos sido capaces como sociedad, y hablo de una responsabilidad que nos incumbe a todas y todos, de inventar otros modelos de desarrollo para nuestros pueblos y espacios naturales que dejar paso a aquellas ideas de negocio que han llegado con el cuño de grandes empresas multinacionales. Pantanos, minas, carreteras, trenes de alta velocidad, empresas que aterrizan con dinero público y luego se va donde le sale más barato como es el caso de Siemens-Gamesa en Aoiz... Ahora lo que está de moda y cotiza en bolsa son los parques solares y eólicos, y las grandes compañías, muchas de ellas infiltradas por fondos de inversión, están llenando el mapa de la península de infinidad de proyectos para coser las crestas de los montes con molinos de viento o transformar campos de cultivo en inmensas praderas de cristales que son placas fotovoltaicas. Es el ladrillo rural. En total en Navarra hay más de diez proyectos de las llamadas energías limpias. La plataforma Salvemos el Perdón 4.0 ha alertado sobre los riesgos de estos macroproyectos y su impacto en el paisaje, agricultura y fauna, la biodiversidad y las sociedades rurales, así como la degradación del patrimonio cultural. Se refieren al proyecto previsto en la ladera norte y sur del monte cuya escala es similar a la "mancha urbana de Pamplona", recuerdan. Los objetivos de Europa para promover energías limpias en la lucha contra el cambio climático, el abaratamiento de estas tecnologías y la baja rentabilidad de los cultivos han aliado, en este momento de crisis, a fondos de inversión con agricultores a los que se les ofrecen contratos de más de 30 años de alquileres a 1.300 euros al año por hectárea. El Gobierno foral a su vez ya ha alertado a través de un estudio técnico del impacto paisajístico y ambiental de los cinco parques eólicos que la firma Sacyr proyecta entre la Comarca, Erro y Esteribar con una previsión de más de 56 aerogeneradores (hay 9 valles en contra). Existe un plan energético para Navarra con un horizonte para 2030 y pasar del 23% al 50% de consumo en energías limpias. Un objetivo encomiable pero el propio plan fija zonas preferentes para su desarrollo. Nadie cuestiona que haya que fomentar las energías limpias pero habrá que buscar los espacios adecuados, en el caso de los parques solares para redirigirlos a zonas urbanizadas como pueden ser cubiertas de edificios públicos y privados, instalaciones deportivas, empresas y polígonos industriales y respetar la tierra para lo que siempre ha sido, para cultivos o como espacio natural.