La fuerza colectiva que creó una auténtica marea reivindicativa el pasado 8 de marzo, cuando las mujeres tomaron las calles en un clamor por la igualdad de derechos en la primera huelga feminista de la historia, sigue activa y no pierde pulso, como quedó demostrado ayer en las numerosas movilizaciones llevadas a cabo en diferentes ciudades el Estado, entre ellas Pamplona, para tratar de frenar a la extrema derecha de Vox, y a los partidos que han pactado con ellos como el PP y Ciudadanos, en sus ataques contra los derechos de las mujeres y la igualdad. Miles de mujeres y hombres se manifestaron coincidiendo con el debate de investidura del gobierno andaluz, ya en manos del popular Juanma Moreno, y para protestar contra los partidos políticos que quieren “mercadear” con los derechos de las mujeres y lanzar el mensaje claro de que tras años de lucha y avances esos derechos no se negocian. Ni un paso atrás en igualdad fue el lema al que se sumaron numerosos colectivos de mujeres en lo que ya se avanza como el primer paso de una larga lista de movilizaciones que volverán a sacar a mujeres y hombres a las calles para exigir que se respeten las políticas publicas que protegen a las mujeres contra la violencia machista y que tan necesarias son en la lucha contra esta lacra social. Un día de movilizaciones para recordar a los partidos políticos que nunca se debe negociar con quien no respeta los derechos esenciales de las personas y que hoy en día la violencia contra las mujeres es una clara violación de los derechos de todas ellas. Negar la realidad de la violencia machista es una clara vulneración de los derechos humanos que ningún partido democrático puede incluir en su hoja de ruta. Por eso, y ante el grave riesgo de retroceder, es más necesario que nunca insistir en que no puede haber ningún acuerdo posible con quienes defienden a los autores de la violencia contra las mujeres y ponen a las víctimas en el punto de mira con mentiras, datos falsos y mensajes mezquinos. Ha costado mucho avanzar en este campo y todavía es largo el camino que queda por recorrer pero la irrupción de Vox en la vida política española y su acceso a las instituciones indica que no se puede bajar la guardia porque la sociedad no se puede permitir un paso atrás. Y cada vez son más las voces, como el movimiento #MeToo en la Eurocámara, que se suman a las reivindicaciones de los colectivos feministas para frenar este avance de la ultraderecha y dejar claro que con los derechos de las mujeres no se negocia.