El real decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de elecciones generales firmado el lunes por Pedro Sánchez y que se publicó ayer en el BOE supone el pistoletazo de salida de una campaña que encadenará las generales del 28-A con las municipales y europeas del 26-M. El inicio del periodo electoral implica una serie de prohibiciones, como la de realizar actos de inauguración o campañas de propaganda institucional para difundir logros de legislatura. Es un corsé impuesto por la Ley de Régimen Electoral que, sin embargo, choca con la pretensión de Sánchez de seguir gobernando vía decreto-ley hasta el comienzo oficial de la campaña, lo que ha provocado un primer encontronazo con la derecha, que le acusa de ir a las urnas “dopado”, motivo por el que presentará recurso ante la Junta Electoral. Este primer choque anticipa el derrotero por el que discurrirá la campaña y el estilo de mensajes que afilan los partidos españoles en su sala de máquinas, listos para una campaña feroz que no será sino la continuación en dosis más concentradas de un tiempo político ajeno al diálogo, el acuerdo y el entendimiento que, se supone, es para lo que debe de servir el ejercicio de la política. Será una campaña marcada por la irrupción de la extrema derecha, normalizada y asimilada gracias a una exposición mediática inducida que no se corresponde con su representación real; la definitiva muerte del bipartidismo, lo que promete una guerra sin cuartel por el voto en las provincias más despobladas y sobrerrepresentadas del centro peninsular, esas en las que se juega el destino del Senado, pieza clave en el conflicto de Catalunya que, por supuesto, seguirá siendo fuente de desestabilización política mientras no se aborde una solución que no pase por la represión y la ley como castigo. Pese a la apariencia de pluralidad que proyecta la enorme fragmentación partidista tanto a izquierda como a derecha, en el fondo, se está fabricando un relato maniqueo que pretende reducir las alternativas a Sánchez o las derechas, que ya han demostrado en Andalucía su vocación de ir juntas. Contra este guion que los poderosos medios de comunicación españoles potenciarán de forma incansable hasta el día D tendrá que batirse el cobre el mensaje que sitúa en primer plano los intereses de Euskal Herria en su doble marco de la CAV y Navarra. En su favor cuenta con el aval de la experiencia, que demuestra que el progreso de este país ocurre al situar sus objetivos y aspiraciones en primer lugar.