el Gobierno de Navarra presenta la nueva oferta de Formación Profesional para el curso 2019-2020 con más de 4.000 plazas, 2.285 en Grado Medio y 2.130 en Grado Superior, distribuidas en 114 ciclos, de los que seis se han actualizado. Una apuesta académica y laboral de presente y futuro que busca atender los resultados de los informes sobre el Sistema Educativo en Navarra, que elabora cada año el Consejo Escolar, y que inciden en el aumento constante de la demanda educativa en Formación Profesional. El Gobierno de Barkos apostó desde el comienzo de Legislatura por la constante actualización de la FP con el objetivo de dar respuesta a las necesidades profesionales en cada sector, y desde hace un par de años también a cada comarca, incorporando ofertas adecuadas al sector productivo de las diferentes zonas de Navarra. Actualmente la FP en Navarra cuenta con 11.487 estudiantes repartidos 27 centros, a los que se suman 1.238 estudiantes de FP Online y FP semipresencial y 741 de FP Dual. De hecho, la previsión del mercado de trabajo y de la oferta de empleo a corto y medio plazo incide en que la industria precisará en Navarra de trabajadores y trabajadoras especializados y cualificados para hacer frente a los retos de innovación y competitividad que ya marcan en el horizonte los avances de la nueva revolución tecnológica en ámbitos como la electrónica, la informática y las telecomunicaciones. Un nuevo espacio de oportunidades laborales que se ofrece a la juventud, la parte de la pirámide poblacional más castigada por el desempleo. La calidad de la FP en Navarra, cuyos centros cuentan en Navarra con una importante tradición y el destacado peso específico que han venido experimentando en los últimos tiempos, y su necesaria relación con su entramado de empresas industriales se antoja como un vector imprescindible, también en la apuesta por la transformación hacia lo que ha dado en denominarse ya Industria 4.0 y la necesaria apuesta por los proyectos y actividades de Investigación y Desarrollo e Innovación Tecnológica. Una demanda de formación de las nuevas generaciones que se hace más evidente a medida que se va produciendo el relevo de la fuerza de trabajo ante el envejecimiento de la población activa y con las exigencias que plantea la evolución tecnológica e industrial, más aún en tiempos de crisis económica y deslocalización productiva, que puede permitir ampliar los nichos de empleo hacia nuevas fuentes de riqueza industrial, laboral y empresarial.