la celebración desde el pasado día 7 del Mundial de fútbol femenino que se disputa en Francia está siendo la culminación con repercusión planetaria de la eclosión de este deporte practicado por mujeres, cuyo incremento ha sido imparable en los últimos años. El número de jugadoras de fútbol, deporte que desde una perspectiva errónea parecía tradicionalmente reservado únicamente a varones incluso desde el punto de vista de la afición, ha ido en aumento prog resivo, ligado a incrementos significativos de fichas, equipos y clubes que integran conjuntos femeninos. Como sucede con cualquier otro deporte, la visibilización del fútbol femenino ha traído consigo un mayor seguimiento mediático y un significativo incremento de la asistencia de público a los partidos. Aunque en todos estos niveles las diferencias con el fútbol masculino son aún abrumadoras, no cabe duda de que, como suele decirse, el balompié femenino ha venido para quedarse. En Navarra, el nivel de nuestros equipos, en particular este año Osasuna, pero hay otros que están alimentando una creciente e importante cantera de jóvenes futbolistas, ha dado sus frutos en forma de títulos, ascensos y trofeos que han arrastrado a miles de personas a los estadios. Osasuna, como los equipos femeninos del Athletic, la Real Sociedad, Alavés o Eibar en la CAV, está llevando a cabo un esfuerzo notable para alcanzar la elite del deporte fútbol femenino en el Estado. Es en este contexto en el que el Campeonato Mundial de selecciones de fútbol femenino está teniendo una repercusión deportiva y mediática jamás vista hasta ahora. Aunque ciertamente no era muy difícil superar anteriores coberturas, ya que el seguimiento a estos campeonatos ha sido siempre raquítica, es justo reconocer que este evento está siendo un inmejorable escaparate para mostrar el alto nivel deportivo del fútbol femenino en todo el mundo y su capacidad de atracción y de generación de afición. Lo que redunda, también, en el aún muy necesario incremento de la atención por parte tanto de la sociedad en su conjunto como de las administraciones públicas. El Mundial femenino de Francia está siendo un punto de inflexión que marcará el desarrollo futuro y el reconocimiento que merece el deporte practicado por mujeres, un hito más en la lucha por la igualdad. Y sólo falta añadir el creciente éxito deportivo de las mujeres navarras en otros ámbitos como el atletismo, al balonmano, el rugby o el baloncesto, por citar sólo los de mayor repercusión mediática y social.