más allá de que el paréntesis abierto por el PSN en las negociaciones para la configuración del próximo Gobierno de Navarra haya podido ser interpretado como un freno hacia la investidura, la realidad es que María Chivite está hoy un poco más cerca de ser presidenta que hace una semana. Después de que PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra cerraran el 5 de julio un acuerdo programático que en muchos aspectos da continuidad a las medidas de corte social aplicadas la pasada legislatura, toca ahora definir la estructura del Ejecutivo. En este sentido, se ha dado ya un importante avance, una vez que el PSN ha aceptado que el gabinete tendrá que ser de coalición y ha mostrado su firme disposición a alcanzar un acuerdo. La suspensión de la reunión convocada para el jueves responde únicamente a la necesidad de afrontar con el sosiego necesario la distribución departamental que tendrá ese Gobierno y el posterior reparto de carteras. Una tarea en la que es obligatorio afinar bien, de ahí que entre dentro de la lógica que todos los actores implicados se tomen un tiempo. No obstante, conviene que este proceso no se dilate demasiado, para evitar en la medida de lo posible que las injerencias del exterior, que la derecha navarra lleva buscando desde el primer día, terminen por decantar la gobernabilidad de la Comunidad Foral. Es verdad que, este lunes, el propio Pedro Sánchez desvinculó su proceso de investidura del de Navarra y afirmó públicamente que “no hay que mezclar una cosa con la otra”. Un mensaje, sin duda, tranquilizador, pero que hay que tomarlo en su justa medida, porque ya sabemos que en política las estrategias pueden cambiar de un día para otro. En todo caso, también es positiva la renuncia de Pablo Iglesias a ser ministro, por lo que supone de allanar el camino a que en el Estado también se forme gobierno, así como la posición de EH Bildu a no obstaculizarlo. Un partido este último aritméticamente necesario para que en Navarra prosperen los planes de Chivite y al que los socialistas no deberían ignorar, ya que representa a más de 50.000 navarros y navarras (el 14,6% de los votantes). Con la formación soberanista harían bien en tener algún gesto que facilite que sus bases, muy molestas con el PSN tras la constitución de los ayuntamientos, puedan dar el visto a este Gobierno.