La cumbre sobre la Acción Climática de la ONU que se celebra hoy en Nueva York y que reunirá a gobiernos de 60 países, autoridades locales, sector privado, sociedad civil y diversas organizaciones internacionales pretende dar un salto cualitativo importante en las políticas y medidas a adoptar a nivel global para frenar las graves consecuencias del cambio climático. Los últimos datos conocidos sobre emisiones de gases de efecto invernadero, de temperaturas -los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia-, de la elevación constante del nivel del mar, fenómenos climáticos extremos y los efectos de la contaminación sobre la salud humana han puesto en alerta al mundo. No basta ya con planes de concienciación. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha sido contundente al demandar a los líderes mundiales que acudan hoy a Nueva York con “planes concretos y realistas” para mejorar las contribuciones de sus respectivos países a los compromisos del Acuerdo de París firmado en 2015. En efecto, se trata de contrastar el marco de actuaciones acordado hace cuatro años -y con horizontes claros- con la realidad de lo realizado por cada país a día de hoy así como de plantear nuevos objetivos, más ambiciosos si cabe, para alcanzar la meta de reducir de manera drástica las emisiones. Un reto global para un grave problema global y sobre el que hay que actuar también de manera local y en el que toda la sociedad debe hacerse protagonista. Las multitudinarias movilizaciones juveniles y la próxima huelga mundial por el clima del viernes son, en este sentido, un referente de exigencia a todos los países, aunque algunos de ellos acuden a la cita de Nueva York con los deberes mejor hechos que otros. El Gobierno vasco, que hace dos meses declaró la emergencia climática, acudirá a la cumbre de la ONU para presentar los principales retos de Euskadi frente a este problema, así como las medidas que recoge la futura Ley de Cambio Climático. Es obvio que las administraciones deben actuar con urgencia y con medidas concretas. Un ejemplo es el de Alemania, que recientemente ha elaborado un ambicioso plan verde para el que destinará 54.000 millones de euros en cuatro años para reducir un 55% sus emisiones y, al mismo tiempo, reactivar su economía y salir de la recesión. Un ejemplo que, sin duda, estará muy presente en Nueva York frente a la insultante ausencia de Donald Trump.