la sombra de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), sigue planeando en el juicio sobre presuntos amaños de partidos y que ayer cerró la cuarta semana de sesiones. Han sido las declaraciones del exfutbolista de Osasuna Sisinio Fernández, Sisi, las que han provocado un terremoto y pueden dar lugar a un inesperado giro de los acontecimientos si algunas de las defensas llevan adelante la querella que han anunciado. Tras escuchar al jugador, la juez soltó un concluyente "se puede deducir testimonio de prevaricación". Sisi relato cómo, estando la causa bajo secreto de sumario, una persona que luego identificó como Fermín Otamendi (juez instructor del caso) le pasó a un despacho desde donde llamó por teléfono a Tebas (querellante en la causa) y le aseguró que, ante las posibles represalias que pudiera sufrir si confirmaba que había habido amaños en los que se involucraba a Osasuna, le resguardarían el contrato. Era el 9 de junio de 2015 y la vinculación de Sisi con el club navarro terminaba 21 días después. El asunto reviste una tremenda gravedad. Primero, porque intenta influir en la declaración de un testigo al que se considera clave en la causa, ya que, según el expresidente del Valladolid Carlos Suárez, les suministraba información de lo que sucedía en el vestuario de Osasuna, extremo que niega el futbolista. El artículo 439 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal recoge que "no se harán al testigo (?) promesa ni artificio alguno para obligarle o inducirle a declarar en determinado sentido". Y en segundo lugar, vuelve a poner en solfa las maniobras y los intereses de Tebas en este proceso, que él mismo hace estallar obteniendo y grabando unas declaraciones del exgerente de Osasuna Ángel Vizcay, que no se ha resuelto a ciencia cierta por qué las hizo, en qué contexto se realizaron y si medió alguna presunta coacción al empleado del club que este resolvió en la segunda sesión del juicio afirmando que lo hizo de forma voluntaria. Cuesta creerlo. Además, Tebas, según lo escuchado en la sala, también estaba detrás de una llamada al Espanyol en la que se ofrecía a sus jugadores dinero por ganar a Osasuna. Poco importa que en el juicio se dijera que era solo un señuelo para conseguir información, lo grave es que el presidente de la LFP también participe en esa maniobra, ese presunto delito de corrupción deportiva. Porque este proceso, que comenzó siendo el caso Osasuna y derivó en el caso Vizcay puede abrir un caso Tebas.