se han cumplido seis meses desde la conformación del Gobierno del PSN, Geroa Bai y Podemos, una singladura caracterizada por la lealtad entre los socios del Ejecutivo desde la firme determinación manifestada por todos ellos de completar la legislatura para encadenar así ocho años de Gabinetes de orientación progresista. La prueba fehaciente de que se han antepuesto los intereses generales a los particulares radica en la inminente aprobación de los primeros Presupuestos de la presidencia de Chivite, este próximo jueves, con la previsible abstención de EH Bildu, que reeditará el voto que posibilitó el actual Ejecutivo, y la de I-E, también esencial para extender la gobernanza en clave de izquierdas tras el cuatrienio de Barkos. Más allá de las Cuentas, la prueba palmaria de la apuesta de este tripartito por la cohesión social y el fortalecimiento de los servicios públicos, la colaboración parlamentaria ha permitido que prosperaran los principales proyectos legislativos, también en materia fiscal. Una dinámica que demuestra la correcta gestión de los cambios de liderazgo entre las siglas que sustentan el Ejecutivo y que replica el espíritu cooperativo del Gobierno de Sánchez, propulsado por unas alianzas similares a las que rigen en Navarra. Constatada la estabilidad procurada en el seno del Gabinete de Chivite, con su traslación a la política navarra, el reto del Ejecutivo foral es ganar en adherencia para superar las fricciones internas que han aflorado con la misma solvencia que la minoría parlamentaria. Tensiones que atañen especialmente al departamento de Educación, y en alguna medida al de Hacienda, y que los buenos oficios de los vicepresidentes Remírez y Aierdi han contribuido a diluir como garantes del empaste de proyectos políticos complementarios pero en efecto distintos. Ciertamente, la actitud de tierra quemada de la derecha ha resultado el mejor antídoto contra las diferencias puntuales que han surgido en el seno del Gobierno siquiera por la empatía que generan las críticas absolutamente desaforadas, además de inconsistentes desde la perspectiva argumental, entre quienes las padecen. Al margen de la ofensiva conservadora, porque Navarra Suma continuará en la trinchera, el Ejecutivo deberá también afrontar en el corto plazo variables ajenas como la ralentización económica, la reducción del Presupuesto europeo y el brexit, así como las elecciones vascas y los avatares catalanes. La agenda externa de un Gobierno plural acreedor de confianza.