a decisión del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra por la que limita el regreso a las aulas en las pocas semanas que restan a este curso al alumnado de 2º de Bachillerato viene a responder a la lógica heterogeneidad de colegios e institutos al tiempo que a la necesidad de dotar al sistema de las premisas imprescindibles para la protección de profesores y alumnos de cara al próximo curso. Lo alumnos de 2º de Bachillerato podrán volver de forma voluntaria a clase a partir del 1 de junio para preparar la Selectividad y con la presencia de 15 alumnos por aula. Si cierto que una parte de la estructura educativa navarra se puede hallar en condiciones de asumir las condiciones de prevención necesarias para reiniciar las clases presenciales siguiendo las recomendaciones sanitarias, es de sentido común que la capacidad para asumir las mismas en cada uno de los centros es igual de dispar que las diferentes edades y ciclos educativos, el cumplimiento de los distintos temarios, la composición del profesorado, el reparto y número de aulas o incluso la situación epidemiológica de la localización en que los diferentes centros se hallan. La propuesta del consejero Gimeno incluye también el calendario de prematrícula para el ciclo 0-3 años, la ampliación de días y escenario de los exámenes de Selectividad a los dos campus de la UPNA y a varios institutos o la apertura de centros de forma específica para las pruebas de acceso de determinados estudios de FP, Diseño o Conservatorio. Y también retrasa los exámenes de las escuelas de idiomas -unos 11.000 alumnos-, al periodo entre el 8 y el 23 de junio. De la comparecencia de Gimeno en el Parlamento queda pendiente de definir aún -al margen del espacio universitario-, la organización del regreso a las aulas tras el verano en lo que será el arranque de un curso escolar con cambios de modelo de estudios e importantes retos en diversos ámbitos, entre ellos la más que posible compaginación de los estudios presenciales y telemáticos. En este sentido y ante la nueva realidad que hace presente la pandemia del covid-19 y sus consecuencias también en la enseñanza, no resulta obvio señalar que la educación es un aspecto vital en el desarrollo y progreso de una sociedad y de sus ciudadanos y que determina y condiciona su vida y su convivencia presente y futura. Y, como tal, los poderes públicos deben garantizar un sistema educativo de calidad, en condiciones de libertad e igualdad y de respeto a los derechos de todos.