rranca hoy en Navarra la denominada fase 3 de la desescalada, un paso más, fundamental, en la transición hacia la recuperación de una normalidad que, en cualquier caso, no será exactamente la misma que perdimos a consecuencia del gran impacto que supuso la pandemia del covid-19. Esta fase 3 tiene trascendencia. En primer lugar, porque supone para la ciudadanía navarra la posibilidad de realizar y acceder a más actividades, la relajación de medidas restrictivas como aforos y la reapertura de más bienes y servicios. Ayer, en la decimotercera conferencia de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos, María Chivite puso el acento en un asunto fundamental como es la movilidad entre comunidades. En este sentido, por ser limítrofes, Navarra quiere recuperar cuanto antes la comunicación con la CAV, Aragón y La Rioja, que también se encuentran en fase 3 y manejan un plan similar. Paralela a esta demanda es la de recuperar la movilidad transfronteriza, tanto por motivos comerciales como de ocio, ya que son muchos los navarros que tienen una segunda vivienda al otro lado de la muga. Los datos sobre el impacto del coronavirus en Navarra -nuevos contagios, ingresos hospitalarios y en UCI, altas y recuperados y los ocho días sin fallecimientos- y sobre la gestión de los medios sanitarios, medidas de prevención, realización de pruebas diagnósticas y capacidad de reacción ante un hipotético rebrote permiten abrir más espacios de expansión, siempre bajo las premisas de la obligada prudencia y responsabilidad individual. En segundo lugar, Navarra recupera con el arranque de la fase 3 su plena capacidad de decisión y gestión de la desescalada, incluidas las medidas a adoptar y la propia finalización del estado de alarma en la Comunidad y que siempre que las condiciones sanitarias así lo permitan puede decretarse antes de la fecha establecida, que es el 21 de junio. Ello permite poner fin a esta situación de excepcionalidad que ha tenido lugar bajo el "mando único" de Sánchez y que ha supuesto, de manera temporal, una merma en las competencias y, por tanto, en el autogobierno. A partir de hoy, Navarra debe abordar ya la regulación del escenario posterior, la nueva normalidad, con la vista puesta en las medidas y garantías sanitarias para toda la ciudadanía.