esposanbilidad individual y colectiva, sentido común y solidaridad para evitar las aglomeraciones y las celebraciones sociales son los mensajes más repetidos para el día de hoy, un 6 de julio en el que no toca fiesta porque este año no hay San Fermín. La pandemia del covid-19 y las duras consecuencias sanitarias para la sociedad con 528 fallecidos en Navarra y más de 2.000 personas hospitalizadas no dejan lugar para la duda. No es tiempo de San Fermín aunque hoy sea 6 de julio y mañana 7. Esta no es una fiesta que admite medias tintas. La escalera este año dura más y desde hoy comienza una nueva cuenta atrás para la cita del 2021. La suspensión de los Sanfemines fue una decisión adoptada por el Ayuntamiento de Pamplona ya en el mes de abril en los momentos mas duros y difíciles de la pandemia, decisión aceptada responsablemente por los pamploneses y pamplonesas, por las entidades y colectivos vinculados a la fiesta, como las peñas de Pamplona que permanecerán cerradas al público, y por toda la sociedad navarra que ha demostrado una actitud ejemplar en todos los meses de confinamiento con apenas excepciones. Pamplona será hoy como cada seis de julio el centro de todas las miradas, pero esta vez la imagen que debemos mostrar es totalmente diferente, es la de un día más de la nueva normalidad. Por eso hoy es un día para quedarse en casa, para no recorrer los lugares de la fiesta sino sentirlos en la distancia. Lo mejor es no estar allí donde pueden darse aglomeraciones de personas que supongan un riesgo para la salud. Las mascarillas sustituyen este año a los pañuelos y la distancia social se impone a los abrazos. Es un ejercicio de solidaridad con todos y todas las que han estado en primera línea. El Ayuntamiento de Pamplona, el Gobierno de Navarra y el Parlamento de Navarra han realizado llamamientos reiterados en las últimas semanas para pedir a la ciudadanía que actúe con “prudencia” y “responsabilidad” y evite que se produzcan aglomeraciones en las calles y en los establecimientos de Pamplona. Se han adoptado distintas medidas para evitarlas como controles de aforo en las zonas del Casco Antiguo que cuentan con un mayor número de establecimientos de hostelería, así como en la plaza Consistorial y en la plaza del Castillo. Pero hoy no es solo la imagen lo que está en juego, es la salud. El riesgo de contagios en situaciones de fiesta y aglomeración harían muy difícil poder realizar un seguimiento de los contactos en caso de darse positivos y eso supondría un duro retroceso que la sociedad navarra no se merece.