ntramos en una semana clave para determinar en qué condiciones va a ser posible el comienzo del curso escolar, con la reunión del próximo día 27 entre los Ministerios y las distintas consejerías de Salud y Educación. Unos días para concretar si será presencial en todas las comunidades, como se está planteando a día de hoy, si será escalonada en fechas o si cada comunidad decidirá en función de los datos que maneje sobre la incidencia del virus. Una cosa está clara, la pandemia no ha parado en verano y llega a septiembre en plena forma, volviendo a dejar descolocados a gran parte de los expertos que auguraban un verano tranquilo a la espera del pico de otoño con las gripes y otros problemas sanitarios, esos sí previstos en agenda. Es tiempo por tanto de poner sobre la mesa todas las soluciones posibles y tratar de quedarse con la mejor, aún sabiendo que todo es cambiante y exigirá una flexibilidad para la que algunos departamentos de la Administración no parecen están preparados, teniendo en cuenta la postura de algunos sindicatos. A estas alturas de final de agosto parece más que evidente que una de las causas por las que España está en peor situación que otros países de Europa en la lucha contra el covid-19 tiene que ver con una desescalada demasiado precipitada en junio, para abrir las fronteras al turismo y reactivar la economía, y una poco controlada vida social y de ocio, demasiado expansiva para lo que flotaba en el aire y que ha estado en el origen de muchos de los rebrotes de este verano. Los expertos inciden en que toca recogerse de nuevo, cumplir al máximo las recomendaciones sanitarias, mantener las medidas de higiene y protección y reducir los grupos sociales al núcleo más cercano. Pero esa es la parte que le toca a la sociedad, donde no hay más norma que la responsabilidad y solidaridad individual. Luego está la parte que toca a los Gobiernos. Y es aquí donde de nuevo se ha llegado a septiembre con gran parte de las tareas pendientes en junio sin aprobar. Y lo esencial para poder afrontar lo que ya tenemos encima y lo que viene es reforzar el sistema sanitario público, especialmente Atención Primaria, donde recae el peso de esta pandemia y cuya actuación es decisiva para no saturar los hospitales. Al mismo tiempo es clave aumentar los rastreos, algo que Navarra ya está haciendo reforzando el personal encargado, y realizar todas las PCR necesarias para aislar los contactos lo más rápido posible. Es tiempo de decisiones técnicas, más que de decisiones políticas De dar pasos para prevenir antes que lamentar.