l Banco de España, en su informe del tercer trimestre, ha corregido entre dos y cuatro puntos su estimación de crecimiento para 2021, que apenas hace dos meses situaba en el 9,1% y ahora prevé entre el 7,3% en el mejor de los casos y el 4,1% si continúan las afecciones de la pandemia. Tras caer este año un 13%, la economía del Estado necesitará más que un año, incluso más de dos, para recuperar el crecimiento perdido. Tan adversas perspectivas alcanzan también al desempleo, que según Funcas ascenderá hasta el 17% este año y el 17,2% el próximo, y las causas son bien conocidas: casi un tercio del valor añadido bruto generado por las empresas españolas se ha visto laminado por la dependencia de la economía estatal del turismo y el impacto en este sector de la pandemia y de las restricciones impuestas por otros países. Detectados los síntomas y compartido el diagnóstico en sus elementos esenciales, ahora es preciso un tratamiento y además quirúrgico, que sí existe en el caso de la pandemia económica. Y no se trata únicamente de mantener o ampliar los actuales planes de apoyo, sino de dirigirlos adecuadamente a las actividades más necesitadas de respaldo -de entre las que tienen futuro en este nuevo mundo globalizado de la tecnificación- y con un enfoque humanista en el sentido de centrarse en las urgencias vitales de las personas. Para ello y a pesar de que Pedro Sánchez no ha presentado aún ni el techo de gasto ni el objetivo de déficit, se precisa sacar adelante cuanto antes los Presupuestos del Estado. De ellos dependerá la ejecución de los fondos europeos en aquello a lo que deben destinarse durante los próximos años, a una profunda reforma de la economía que responda a las incertidumbres persistentes con el desarrollo de los sectores de valor añadido que estimulan la competitividad y además pueden fomentar el empleo de calidad que evite el éxodo de la generación mejor formada de la historia. Esos Presupuestos que antepongan la cohesión social a cualquier otra consideración con la imprescindible estabilidad política sólo pueden prosperar con los apoyos que Sánchez recabó para su investidura tras la moción de censura contra la corrupción del PP. Con acuerdos transversales que integren a los operadores que por ejemplo ya garantizan la viabilidad de la presente legislatura navarra. Sin integrar a poder ser a un partido como Ciudadanos que colisiona con los socios preferentes del PSOE y que en concreto pretende liquidar el régimen foral.