l 14 de abril volvió a sacar la bandera tricolor a las calles y a reivindicar la memoria de la II República. También fue la oportunidad del tributo y el homenaje a quienes sus convicciones democráticas y la defensa de la legalidad del sistema frente a los militares golpistas les acabó costando la vida. En Pamplona y en diferente lugares de Navarra se celebraron actos tanto para conmemorar el 91º aniversario de la proclamación como para evocar a las víctimas del golpe de Estado, a quienes cayeron en el frente y a los que, como en el caso de la Comunidad Foral, sufrieron una persecución genocida en la retaguardia en una caza del hombre en las primeras semanas del levantamiento militar. En esta oportunidad los organizadores del acto desarrollado en la Vuelta del Castillo pusieron el acento en 'los niños robados', aquellos que sufrieron las secuelas del asesinato o de la represión de sus familiares. Vidas robadas porque tuvieron que crecer sin la cercanía del padre o de la madre, o fueron empujados de su mano al exilio o, como ocurrió en otros lugares, fueron evacuados en solitario sin poder regresar a su tierra en años. La II República cometió errores, pero su germen político y social no ha quedado enterrado ni por el paso del tiempo ni por aquellos cuarenta años de dictadura y de feroz represión en la postguerra, en la que se continuaron cometiendo asesinatos. Ayer, los familiares de tantas víctimas volvieron a poner sobre la mesa las cifras de fusilados; más de 80 años después se siguen localizando fosas y rescatando de la tierra huesos que tienen nombre, apellidos y una historia. Y los que quedan, porque el intento de aniquilar sus figuras ha sido baldío. En este momento de puesta en entredicho de la monarquía, del desprestigio al que ha llevado a la institución Juan Carlos I, de que hasta el propio CIS evite preguntar a los ciudadanos sobre este asunto, en el horizonte del próximo 14 de mayo aparece una consulta no vinculante, promovida por elementos republicanos, sobre el modelo de Estado. No es un referéndum pero puede aportar una interesante fotografía, no solo para quienes trabajan por la llegada de la III República sino también para los que amparan a una monarquía caduca y a la que sostienen pese a los innumerables escándalos que la salpican.