Tiempos de zozobra en Diestralandia. Con lo bien que pintaban las cosas en los últimos meses al fondo a la derecha, en Génova se lían a tortas en público. "Por alguna razón inexplicable, o al menos ininteligible, el PP se ha empeñado en complicarse la vida con escaramuzas intestinas y pleitos de familia que ni tienen sentido ni necesita", lamenta Ignacio Camacho en ABC, cuyas páginas de opinión parecen un monográfico sobre la cuestión. Cinco columnas y una viñeta, ahí es nada.

Marca el ritmo el director, Julián Quirós, cuidándose de no significarse a favor de ninguno de los contendientes. Tanto monta, monta tanto Ayuso como Casado: "Resulta obvio que la presidenta de Madrid, reforzada por sus triunfos electorales, tiene todo el derecho a presentarse como candidata al liderazgo regional del partido e incluso plantear una partida de todo o nada, sin pactar ni ceder espacios a terceros. Pero lo que no le corresponde a la aspirante es forzar un cambio en las fechas del congreso ni en las reglas de juego. Plantea un órdago extremo, sin lógica aparente, ¿por qué motivos?, sólo lo saben ella y Miguel Ángel Rodríguez".

Con el mismo barniz equidistante, Álvaro Martínez titula "Estéril e inoportuna batalla", antes de señalar al beneficiario de la riña: "El cruce de acusaciones entre unos y otros solo tiene un perjudicado, el partido, y un clarísimo beneficiario, Pedro Sánchez, que anda el hombre dando saltos de alegría por los pasillos de La Moncloa, encantado con la pendencia en casa ajena".

La preocupación alcanza también a El Español de Pedro J. Ramírez, que titula su editorial así: "El PP crea un problema en Madrid donde no lo hay". La letra pequeña avanza en zigzag, inclinando la balanza a favor de Ayuso. En el último párrafo, la conseja para el líder derl PP nacional: "Abriendo las hostilidades contra Ayuso, Pablo Casado contribuye además a visualizarla como alternativa a su liderazgo. Es un error político, táctico y estratégico del que el principal perjudicado serán Pablo Casado y el PP".

Algo parecido dice, aunque con más adornos, Jorge Bustos en El Mundo: "Enfrentarlos [a Ayuso y Almeida] es peor que un crimen: es un error. Cada cual tiene lo que le falta al otro, se complementan de tal modo que la izquierda se ha resignado a vivir en Madrid sin poder gobernarla. El pacto para que Almeida goce de autonomía en la lista municipal y Ayuso en el resto se antoja razonable. Y el empuje de ambos, si se evitan las riñas de gatos, a la postre lo capitalizará Casado. Lo que Madrid unió clamorosamente en mayo, que no lo separe Génova".

Unas páginas más allá en el mismo diario, Leyre Iglesias se apunta al crujir de dientes por la pelea: "Hay pocas maneras más espléndidas de hacer el tonto que como está demostrando el PP en Madrid. Tras el éxito indiscutible de Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo, quienes deberían estar tirándose las sillas a la cabeza son los cadáveres que dejó a su paso. El PSOE en especial. (Al menos Podemos ya ha cumplido, con Pablo Iglesias como comentarista sálvese-quien-pueda en Gara, etc.)". Lo último, lo de Iglesias y Gara, una propina.

En Vózpuli, Félix Madero vuelve a centrar la cuestión. En su caso, queda muy claro con quién está: "Cuándo se enterará este hombre de que la política, como tantas cosas en la vida, es tener claro aquello que no puede esperar. Qué hace enredando en un partido que en Madrid le funciona y le da votos y posibilidades de ser algún día presidente. Da que pensar esta oposición: no es malvada, ni aviesa, ni astuta, es simple y lila. Pero esto es otra historia que tiene toda la pinta de terminar mal. Esos niñatos de Génova, zascandiles inoportunos de la actualidad".

Lo último, lo de los niñatos de Génova, es un homenaje sin citarla a Esperanza Aguirre, autora de la expresión, como quedó constancia ayer en esta misma sección. Sus desabridas palabras han embarrado más el campo y han soliviantado, entre otros, al editorialista de La Razón, que en una de las piezas menores se despacha así contra la deslenguada Aguirre: "La «resurrección» de Esperanza Aguirre ha vuelto a demostrar que siempre se puede tropezar más de una vez en la misma piedra. Si en Génova tuvieron que salir al quite con el duro mensaje de Teodoro García Egea recordándole los años más negros de la corrupción en el PP de Madrid (donde, teóricamente, ni vio ni oyó nada), en el resto del partido más de lo mismo. Y es que los «muertos» de la «lideresa» siguen oliendo a pútrido". Esos suena a cuentas pendientes.