Pienso que con un secretismo innecesario, el Gobierno y los dos sindicatos mayoritarios se reunieron el 8 de enero para llegar a un acuerdo sobre las pensiones y la reforma laboral. Ha llegado la hora de la responsabilidad y de actuar con visión de futuro, sobre todo por parte de los líderes sindicales. El fracaso de la última huelga les debería incitar a ser más realistas y pragmáticos. Sin medidas rigurosas no son posibles la reactivación económica, ni la creación de empleo, ni la confianza de los mercados. Se debe exigir al Gobierno la reducción del gasto público en partidas y personal innecesarios. De momento no hay acuerdo, parece que se continúa actuando con cierta irresponsabilidad.