El adelanto de las elecciones generales al 28 de abril anunciado por Sánchez ha abierto en Navarra el baile de propuestas de acuerdos políticos y de posibles coaliciones para las listas al Congreso y al Senado. Fue la presidenta Barkos la primera en lanzar al espacio de debate político y público la iniciativa de conformar una lista unitaria entre los partidos que sostienen ahora su Gobierno y que impulsaron en 2015 el cambio político y social en Navarra: Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E. Aunque ese debate esta aún sin cerrar, parece que las posibilidad de conformar candidaturas de los cuatro partidos son escasas. I-E y Podemos ya han anunciado su apuesta por repetir la coalición Unidos Podemos con la que ya concurrieron, junto a Equo, a los comicios de 2015 y 2016 y con la que participan en el conjunto del Estado. Pero más allá de esa negativa, no está cerrada en todo caso la puerta a elaborar una lista que al margen de las siglas recoja el voto de izquierdas, vasquista, abertzale y progresista de Navarra para garantizar una voz propia y diferenciada en Madrid con al menos uno de los cinco escaños que se juegan para el Congreso. Una reedición de lo que ocurriera en 2004 y 2007 con Nafarroa Bai, un paso político adelante que fue el comienzo de la transformación política de Navarra. De hecho, fue encabezando esa candidatura como Barkos obtuvo sus dos primeras actas de diputada. En 2011 ya lo hizo al frente de Geroa Bai. Además, en este ámbito de los partidos del cambio, el secretario general de Podemos, Eduardo Santos, sí ha lanzado la propuesta de que esa unión de fuerzas participe en la candidatura al Senado, como ya hicieron en las generales de diciembre de 2015. Entonces lograron uno de los cuatro escaños a la Cámara Alta -Anika Luján de Geroa Bai-, pero no consiguieron sumar más votos que la coalición UPN-PP, que sumó los otros senadores. Si se llegara a repetir la experiencia -y no parece fácil porque I-E ya ha mostrado sus dudas y EH Bildu la vincula a hacer lo mismo en el Congreso-, deberían tomárselo más en serio que entonces. Y por la parte de las derechas, UPN mantiene sus dudas para repetir la coalición con el PP, sobre todo porque esas siglas están contaminadas política y socialmente por la sucesión de casos de corrupción y porque apenas un mes después llegan las elecciones forales y municipales y su idea es participar en esos comicios por separado de los populares. No obstante, en el seno de UPN dan por seguro que irán en coalición con el PP pese a todo por el temor de Esparza a que una participación en solitario arroje un mal resultado a sólo cuatro semanas de las urnas en Navarra ante la participación de Ciudadanos y Vox, ambos ahora en un supuesto auge electoral. El PSN buscará en este enmarañado panorama repetir el escaño que obtuvo en 2016 tirando del protagonismo estatal y mediático en esa campaña de Sánchez contra el frente de derechas, aunque depende en buena medida para ello de cómo se consoliden las coaliciones en el cuatripartito y en la derecha. Todo está en el aire de nuevo en una comunidad tan plural y compleja como Navarra. Juegos políticos para impulsar la movilización electoral en las elecciones del 28 de abril, pero con la vista puesta en los comicios forales y municipales del 26 de mayo.