De partida hay que reconocer que el PP de Navarra ha salido ganando ya -antes de las elecciones- del guirigay este de coaliciones y reparto de escaños que se traen las derechas en Navarra. De estar prácticamente fuera del Parlamento de Navarra y del Ayuntamiento de Pamplona a garantizarse esa representación en las listas del frente de derechas que ha impulsado Esparza. Y si el precio de ese pacto era el veto de UPN a incluir a Ana Beltrán en las listas forales, Casado lo ha solucionado buscándole un buen apaño en la candidatura del PP de Madrid como número 5 y escaño seguro. No se puede pedir tanto con un balance tan mínimo. Tan mínimo que el apoyo de la sociedad navarra a las siglas del PP iba a ser más que residual en abril y mayo. Todo esto forma parte también de este momento en el que la política española se ha instalado en el simple espectáculo. La pugna entre las derechas en el Estado ha rellenado las listas de humoristas de caspa, toreros, tertulianos de televisión, militares franquistas y políticos estrambóticos del perfil de Beltrán. Les va a quedar un Congreso niquelado. En realidad, el beltranismo no ha aportado nada serio al debate político, más allá de un discurso bronco, vergonzante y vacío de propuestas y de una recopilación de incomparables documentos, textos, actuaciones y pronunciamientos para la hemeroteca de los grandes ridículos de la historia de la política navarra. Pero esa política del espectáculo jaleada desde el histrionismo mediático que ha desterrado el periodismo en favor la cochambre pseudoinformativa es lo que manda ahora. No les arriendo la ganancia a los madrileños y madrileñas si Beltrán es una de las encargadas de defender sus intereses en el Congreso. En todo caso, insisto, el PP ya ha obtenido el máximo beneficio posible del frente de derechas, al igual que Ciudadanos en Navarra, que veía con incertidumbre su resultado en las forales y locales conforme las encuestas van desinflando los resultados de Rivera en el Estado, y ha logrado asegurarse puestos que estaban en el aire. Pero no sé si las cuentas en el reparto final le darán a Esparza la suma suficiente para mantener los 15 escaños de UPN. O será una resta.