la estrategia de frente de derechas de situar a Navarra en el tapete del juego político y mediático que se lleva en Madrid solo trata de ocultar la incapacidad de UPN, PP y Ciudadanos de ofrecer propuestas objetivas, propias y realistas a los problemas y necesidades de la sociedad navarra. Todo se reduce a trasladar la imagen de Navarra al barullo de exabruptos, histrionismo y exageración vaciando de discurso y de propuestas a la política española para reducirla a un simple espectáculo de ínfima categoría escénica. Así, se manosea el nombre de Navarra, se falsea su realidad social, económica, política y cultural y se arrastra el nombre de Navarra como una baza del intercambio de golpes en ese juego sucio que impera allí. Ni la verdad ni los datos objetivos tienen cabida en ese intercambio de insultos, amenazas y boutades entre trileros políticos. Insisten en utilizar el altavoz de Madrid para mentir sobre qué es Navarra, qué piensan los navarros y navarras y qué ocurre en Navarra. Y se traen de vuelta al escenario de debate político en Navarra el encono político que impera allí con territorios, identidades, banderas, lenguas y demás parafernalia centralista. Todo, evidentemente, de máximo interés para la realidad que vivimos los navarros y navarras. Navarra no gana nada siendo un simple objeto de usar y tirar en ese intercambio de golpes bajos. Se utiliza para su particular juego de tronos, pero les importa nada qué piensan, quieren, necesitan y demandan los navarros y navarras. Nada bueno puede llegar a Navarra y nada bueno pueden esperar los navarros y navarras de ese uso partidista e interesado que pretende el frente de derechas. Es sólo un ejemplo más de una estrategia penosa de oposición en la que llevan chapoteando casi dos años. No les interesa debatir, aportar y pactar sobre cuestiones de interés general en sanidad, educación, dependencia, atención social, exclusión, convivencia, fiscalidad o desarrollo económico y empleo. Porque no tienen un proyecto propio para Navarra sobre esas cuestiones, como demuestra el lastre que sus más de dos décadas de gestión ha dejado a Navarra. Si Navarra debe estar presente políticamente en Madrid es para mantener una voz propia que defienda su potencialidad como sujeto político, sus capacidades económicas y la estabilidad de su cohesión social. Y en estos tiempos, para defender con vehemencia y coherencia la importancia del autogobierno como eje fundamental para mantener y mejorar su sistema de bienestar social. Navarra es una comunidad que tiene problemas, pero forma parte de las regiones más avanzadas de la UE y está muy por encima de la media del Estado español en los principales indicadores económicos y sociales. No hay hechos que avalen esa descripción destructiva y caótica de Navarra que propagan en perjuicio de la propia sociedad navarra UPN, PP y Ciudadanos. Navarra tiene la tasa de paro más baja del Estado, es una de las comunidades que lidera la creación de empresas y empleo, ha reducido la deuda y el déficit, ha apostado por un cambio de las prioridades presupuestarias aumentando casi en un 40% la inversión pública destinada a atender las necesidades sociales y ha avanzado en las políticas de convivencia. La mayoría de la sociedad navarra vive con normalidad en la Navarra de hoy. Y esa realidad no hay estruendo político ni periodismo falso que la pueda modificar.