La ronda de contactos de Sánchez, como presidente en funciones, con los líderes de PP, Ciudadanos y Unidas Podemos ha tenido mucho de escenificación y, de momento al menos, poco de contenidos concretos. Pero ha sido también clarificadora. Ha quedado más o menos claro que Sánchez y Pablo Iglesias han puesto en marcha un proceso de negociación política, que se prevé más largo que rápido, para consensuar un gran acuerdo político para esta nueva Legislatura. También que Rivera se ha lanzado a una oposición de tumba abierta al PSOE con la finalidad de desplazar al PP del liderazgo de la oposición. Y que Sánchez, como respuesta, ha reconocido a Casado ese puesto político de líder de la oposición en detrimento de Rivera. Todo indica que la política española gira hacia posiciones progresistas y de izquierda -curiosamente donde no ha estado el PSN en toda esta legislatura navarra- siguiendo una lectura realista de la voluntad popular expresada en las urnas. Y que las derechas, sin dejar de mirar a Vox, siguen en lucha por la hegemonía partidista de ese espacio político en el Estado. Es más que posible que el PNV sea la tercera pata clave de ese acuerdo entre Sánchez y Podemos, al que también se podrían sumar los diputados de Compromís, Coalición Canarias y el regionalismo de Cantabria. Ya escribí antes de las elecciones del 28-A que esa fórmula de un acuerdo entre PSOE, Unidas Podemos y PNV era la vía más realista si se pretende una Legislatura de estabilidad que afronte los problemas económicos y sociales, la reversión de los recortes de libertades y derechos políticos, abra vías de diálogo democrático y efectivo en Catalunya y también ponga frente a la involución autoritaria y antidemocrática que dejan como herencia los años del PP en el Gobierno y dos breves legislaturas de inestabilidad institucional en Madrid. No sé si la fórmula será un Gobierno de coalición o un gran acuerdo político sobre economía, derechos civiles, fiscalidad, territorialidad, sanidad y educación. Con propuestas, por cierto, muy similares a las que ha puesto en marcha Navarra estos cuatro años y que han dado un buen resultado político, social y económico. Pero creo que Sánchez mira más, salvando siglas, a la fórmula que ha mantenido la estabilidad del Gobierno de Barkos con el apoyo de los cuatro partidos del cambio en Navarra -Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E- que a una coalición.