esta todo muy raro. Revuelto. Sánchez avanza su intención de presentarse a la investidura aún sin apoyos para sacarla adelante y amenaza con repetir las elecciones en otoño. No lo veo claro. El Estado español lleva años instalado en un bucle de inestabilidad. Y empeoró hace ocho años, cuando el PP de Rajoy logró la mayoría absoluta. Una época en que se han recortado derechos democráticos y constitucionales en el ámbito social, laboral, judicial y político. Un retroceso progresivo hacia posiciones reaccionarias y ultraconservadoras que en muchos casos se han situado en un ámbito predemocrático y donde el control político de los altos tribunales de justicia y las cloacas policiales han dejado contra las cuerdas a la democracia española. La situación ha derivado en una crisis política y en una inestabilidad institucional permanentes, más aún desde las elecciones de 2015. Los comicios se tuvieron que repetir en 2016, en 2017 hubo un golpe de Estado en el PSOE que desbancó a Sánchez de la secretaria general, cargo que volvió a ocupar en 2018 y que le permitió alcanzar la presidencia del Gobierno ese mismo año tras la moción de censura que tumbó a Rajoy. Entre medio, la sucesión de casos y escándalos de corrupción llevaron a la condena del PP (y ahora al juicio de Bárcenas y la Caja B del PP). También la irrupción política y mediática de Vox y la formación de un frente derechista indisimulado para alcanzar las máximas cotas de poder en el Estado y mantener el proceso de involución democrática. En ese contexto, amagar con otras elecciones es una irresponsabilidad. Han pasado dos meses desde las elecciones de este abril de 2019 y la responsabilidad de conformar un Gobierno que garantice una Legislatura de estabilidad es de Sánchez, que ganó esos comicios. Y esa estabilidad solo está asegurada con un acuerdo con Unidas Podemos, PNV y Compromís como núcleo duro y las abstenciones de los grupos catalanistas, incluso de EH Bildu. Es donde le ubicaron los electores en las urnas y donde le han dejado sus adversarios conservadores. Se trata de estabilizar las instituciones, recuperar el debate público desde parámetros democráticos, impulsar el modelo de desarrollo económico y medioambiental, recuperar los derechos civiles, políticos, sociales y laborales y afrontar una solución desde el diálogo para Catalunya. Ciudadanos, implicado en una apuesta estratégica con el PP y Vox -y en Navarra con UPN- para impulsar ese frente derechista en ayuntamientos y comunidades, no puede ser un socio fiable que garantice esa estabilidad cuatro años. Y tampoco es una vía que permita buscar soluciones efectivas a los problemas que tiene el Estado español en el ámbito democrático, económico, laboral, financiero y territorial. Basta comparar la inestabilidad del Estado con la estabilidad de Navarra y los avances sociales y económicos de los últimos cuatros años para entender por qué una clara mayoría de los navarros y navarras, como señalan las urnas del 26-M, demandan un nuevo Gobierno plural y estable que permita continuar el camino de esos avances. La alternativa de Esparza y su frente de derechas con el PSN de actor secundario impuesta desde Madrid otra vez es una contradicción política y un factor de inestabilidad y de retrocesos, como ha demostrado Maya en apenas 15 días. No tiene sentido prolongar la incertidumbre. Pero ya digo, todo está muy raro.