canta Tonino Carotone con un hermoso fondo de luz natural que pinta el cielo de matices azules y grises en el anochecer del 10 de julio. Un homenaje a los insumisos que pagaron con la cárcel su rebeldía ante un sistema arcaico en su concepto y anulador de la persona en la práctica. Porque aquella mili dejaba a mucha gente tocada de la cabeza durante un tiempo, tratando de recomponerse de su inmersión en un mundo regido por las órdenes sin opción de réplica, maniobras para aprender a matar a un enemigo invisible y desarmado, horas de cantina perdiendo días de vida cuando era el momento de sacarle jugo a la juventud, de noches de guardia, de novatadas infames? Un mondo difficile, diría Toñín de la Cuesta, que pudo comprobar, ante una audiencia que rozaba los cincuenta años (por arriba y por abajo?), que las canciones de Los Huajolotes siguen frescas en la memoria de una generación, como la primera noche de juerga con el Gavilán montando el espectáculo. Hubo mucho de reivindicación y grandes dosis de nostalgia, ese aditamento que nunca falta en el combinado de emociones que se toman en estas fiestas cuando ya vas pasando hojas y hojas del calendario y haces tuya la letra de Tonino: “Felicitá a momenti e futuro incerto”. Ni más ni menos.