No sé si la huelga de Renfe le habrá pillado a Esparza en un nuevo viaje a Madrid, uno de sus destinos habituales en su agenda política, o si tras la investidura de María Chivite ya ha colgado las botas. Esta semana también cogieron ese tren en sentido inverso personajes como Cayetana Álvarez de Toledo... Parece que está concurrido el puente aéreo y el Alvia. Pero hoy en día las noticias (y los fake news) ya no viajan en un asiento, vuelan por las redes sociales. Y la conformación de un gobierno transversal en la Comunidad Foral ha sido trending topic y ha marcado la agenda política. Mucho más de lo que se cree. Casi dos meses mirando hacia Madrid por si venía el típico agostazo socialista y va y resulta que cuando entramos en el fatídico mes, el asunto no es ya lo que Madrid pueda influir en Navarra, sino el efecto Navarra en Madrid. Las estridencias mediáticas y políticas han convertido en excepcional algo que se asume con naturalidad en Aragón ayer mismo o antes en Valencia, Baleares... Perifería peninsular acostumbrada al pacto plural frente al bipartidismo centralista castellano del todo o nada excluyente. Lo cierto es que Navarra, por una razón u otra, es diferente y, más allá de experimentos de España suma, habrá que ver las consecuencias de la carambola foral en una Moncloa acosada por el frente de derechas y con una sola salida a la izquierda. ¿A la navarra o la portugesa?