Seguramente esta columna es la última de una etapa de normalidad y abre la puerta a un nuevo tiempo de incertidumbre. También de incredulidad. Todo ha cambiado en muy pocas semanas y se ha acelerado en apenas unas horas. Había una vida antes del coronavirus y empezamos una vida nueva marcada por la lucha contra la extensión del virus y sus futuras consecuencias. A partir de mañana lunes todo será distinto. Al menos temporalmente. Sigo instalado en la tranquilidad y la confianza. El reto es complejo y complicado, tanto sanitaria como social y económicamente. Pero la tranquilidad y la confianza tampoco están exentas de dudas ante lo que pueda venir. Cómo estaremos como personas, como familias, como vecinos, como trabajadores, como sociedad cuando hayamos conseguido ganar esta batalla. Es quizá el gran reto sanitario de Navarra en su historia contemporánea. Y creo que es el momento de poner en valor lo que tenemos, lo que hemos construido. La comunidad que levantaron quienes nos precedieron, la que mantenemos nosotros y la que dejaremos como herencia a las nuevas generaciones que nos sigan. Y pienso que lo que somos tiene un inmenso valor. Estamos preparados para afrontar el reto, para salir ganadores y para fortalecer nuestro espacio de convivencia. Contamos con unos servicios públicos de calidad con capacidad de prestar atención y soluciones sanitarias, sociales, educativas... etcétera. Habrá que planificar también respuestas y medidas para acotar las consecuencias económicas, laborales, fiscales. Y hacerlo aprendiendo de los errores de la crisis de 2008 que acabó convirtiéndose en una enorme estafa para millones de personas, familias, empresas, trabajadores y autónomos y poner ahora en primera línea de la respuesta a las personas, a los intereses generales y al bien común colectivo. Esa debe ser la prioridad. Es una responsabilidad colectiva, pero sobre todo es una exigencia irrenunciable a quienes tienen en este momento la responsabilidad de tomar las decisiones de gobierno y de aplicar respuestas concretas a las necesidades y demandas de los navarros y navarros en este momento excepcional de nuestra historia reciente. Temo más a las ansias de los buitres del mercantilismo especulativo y su capacidad destructiva que al coronavirus. Lo digo de verdad. Ya están al acecho con sus bulos, sus amenazas, sus recetas tan falsas como interesadas. Es tan necesario proteger a nuestra sociedad de esa oscura amenaza y de la histeria que azuza el egoísmo y el individualismo insolidario -basta pasar por los supermercados para ver el alcance de la insolidaridad humana en activo y desenfrenada- como protegerla de la amenaza sanitaria de un virus. La pandemia es global y afecta a todo el planeta, pero también es una epidemia local que afecta a nuestras estructuras de convivencia social, laboral, institucional y económica. Es tiempo de responsabilidad y de solidaridad. Y no dudo de que sabremos estar a la altura. Esta en definitiva va ser la posición editorial de DIARIO DE NOTICIAS y del Grupo Noticias en general. Por supuesto, también nosotros vamos a adaptar nuestro trabajo a las necesidades de las personas, vamos a priorizar la seguridad, la salud y la convivencia familiar de nuestros trabajadores y trabajadoras. Pero no vamos a renunciar a nuestro compromiso original con la información veraz, los análisis fundados y las opiniones rigurosas. En definitiva a nuestro compromiso con DIARIO DE NOTICIAS como un servicio público para la sociedad navarra. Desde la información actualizada en tiempo real que ofrece noticiasdenavarra.com alejada de bulos, fake news y demás basura pseudoperiodística a la edición en papel con una versión más serena del seguimiento de la crisis y de otros hechos de actualidad. En positivo, construyendo la respuesta con los valores democráticos, éticos, solidarios y humanistas que siempre hemos defendido. Pero también sin renunciar a la crítica si está fundada.