a segunda foto de Colón está dejando una lista de perjudicados y no precisamente está entre ellos Sánchez. Es difícil saber si el señalamiento directo que hizo Díaz Ayuso a Felipe de Borbón para implicarlo en el barullo que ha montado la ultraderecha -con la complicidad seguidista de partidos como el PP, Ciudadanos o Navarra Suma-, con los indultos a los políticos catalanistas es una imbecilidad más de la presidenta de Madrid o forma parte de alguna oscura estrategia perfectamente diseñada para arrastrar a la Monarquía al barro de la política tóxica de polarización y confrontación. Sea una u otra, el resultado es que Felipe VI viaja de boca en boca sin poder hacer nada más que mirar para otro lado e intentar que ese charco no le salpique mucho. Ayuso debía saber que el reto que le lanzó preguntándole si pensaba firmar esos indultos que apruebe el Gobierno era un brindis al sol sin otro recorrido que el ruido y la manipulación de la figura del Jefe del Estado. Felipe VI no puede hacer otra cosa que firmar esos indultos. Y pese a ello lo soltó en un escenario en el que el extremismo político y el sectarismo ideológico imperaban sobre cualquier otro argumento. Luego, Ayuso tuvo que recular -aunque luego volvió a insistir en el embrollo, pura estrategia mediática y propaganda de imagen-, pero el problema ya estaba organizado y el mal, otro más, para la imagen de la Monarquía, ya deteriorada en los últimos años, hecho. De paso también le largó otro barullo a su secretario general Pablo Casado. El líder del PP quería aprovechar la efervescencia de Colón -muy inferior a la esperada-, para anunciar al día siguiente la Convención que refundará el partido. El anuncio quedó eclipsado por la necesidad de Casado de desmarcarse de Ayuso y situar al PP al margen de ese intento de involucrar al Rey en la batalla política. A Casado nada le sale bien. Eso es así. Le pasa como a Felipe de Borbón, que con amigos así no le hacen falta enemigos. A los republicanos, si los hay, les basta con esperar. Al Rey le protegieron de Ayuso otra vez sus cortesanos más fieles, pero lo que ya es más difícil es protegerle de las andanzas de su padre Juan Carlos. El viejo rey, de nuevo en las portadas de los medios. Según publicó ayer el digital El Confidencial, la investigación en Suiza sobre la presunta fortuna oculta de Juan Carlos de Borbón ha aflorado una cuenta nueva en Andorra vinculada a su estructura financiera y gestionada por testaferros. El depósito estuvo abierto durante más de una década en el banco Andbank y se cerró el pasado 4 de mayo, hace apenas un mes. Quizá un paso más de Juan Carlos de Borbón, quien ya tiene varias investigaciones judiciales abiertas, hacia el banquillo. Está jodido eso de ser Rey en el Madrid de Ayuso, la España de Vox y la familia Borbón.