ue a las derechas del Estado tampoco les ha parecido bien que el colectivo de presos de ETA haya decidido poner fin a los recibimientos públicos a a sus miembros que han recobrado la libertad tras cumplir sus penas penitenciarias no es noticia. Noticia, y mucho mejor que esta no noticia, hubiera sido lo contrario, que lo hubieran valorado de forma positiva. Pero lo positivo, sea en el ámbito que sea, no tiene cabido en su discurso actual. Su táctica política es el no a todo y el todo mal no, peor, ocurra lo que ocurra. Polarización y negatividad son los os pilares de propuesta actual. Vaya, nada constructivo, nada que aporte al interés general. Ya sea en Madrid o Navarra. Supongo que sus liderazgos actuales no están cualificados para cambiar el discurso que les ponen delante de las narices. Dan para leer y repetir eso como loros y poco más en casi todos los casos. Lo positivo simplemente estropea su modelo de comunicación política catastrofista. Da igual que haya avances económicos, de convivencia, presupuestarios, políticos, de estabilidad, sociales, laborales, etcétera. Su respuesta es siempre la misma: el insulto, la descalificación y la manipulación. En Navarra, tenemos a las tres derechas en una sigla. Solo falta Vox. Pero da igual. El PP, socio histórico de UPN, acaba de pactar los Presupuestos de Ayuso en Madrid con la ultraderecha. Se trata de eso también, de meter mucho jaleo y de agitar las calles para ocultar sus tropelías de corrupción, su ineficacia en la gestión y sus acuerdos con la extrema derecha. Otra excepción española en las democracias occidentales avanzadas. En el caso de los llamados ongi etorris, nos les vale el paso, no por una cuestión ética o de compromiso con las víctimas, simplemente la nueva situación les quita de la boca uno de sus argumentarios habituales de cada semana. El uso del cadáver de ETA y la utilización partidista e instrumental de las víctimas es esencial en sus intervenciones públicas de cada semana contra los gobiernos que no controlan, tanto en el Congreso como en Navarra. En realidad, hace mucho que esa posición instrumental del sufrimiento causado por el terrorismo de ETA ya no representa a todas las víctima. A esta alturas, posiblemente ni a la mayoría. Tan solo a las más alineadas políticamente con las siglas de esas derechas. Si al fin de los recibimientos públicos -otro paso más de la izquierda abertzale que llega tarde-, se le añade la aprobación de los Presupuestos del Estado con una amplia mayoría, son dos argumentos para azuzar la inestabilidad que se le caen del discurso al mismo tiempo. No sé si esa decisión de situar las recepciones a los ex presos en el ámbito familiar y privado tiene o no que ver con las negociaciones presupuestarias en Madrid con EH Bildu, pero en todo caso es evidente que es una situación mucho mejor que no se vuelva a las imágenes de esos ongi etorris públicos que, por más que hayan sido amparados legalmente por la Audiencia Nacional, suponían claramente un sufrimiento añadido a las víctimas, y que el Estado cuente con nuevos Presupuestos -como Navarra-, para afrontar una salida lo mejor y más efectiva posible a la crisis económica y sanitaria. Que ambas cosas hayan avanzado a mejor le deje a las derechas sin dos de sus ideas fuerza de ruido político es su problema. No de la sociedad.