i algo hay que admirar en esta vida es la coherencia de las personas con sus principios aunque no estés de acuerdo con ellos. Ayer supe que ha muerto por covid el líder de los antivacunas en Austria Johann Biacsics, a los 65 años. Se contagió por covid, tuvo que ser ingresado pero se negó a recibir tratamiento y prefirió tratarse con lavativas de lejía. Su familia volvió a ingresarlo en el hospital al ver el deterioro de su salud. Demasiado tarde, tan solo dos días después perdió la vida. También fallecía en un hospital americano la semana pasada el televangelista cristiano y activista antivacunas Marcus Lamb a los 65 años que llegó a asegurar que las personas estaban muriendo o tenían trastornos neurológicos a causa de la vacuna, que la tildó de "inyección experimental" y "peligrosa". Muy diferente ha vivido su contagio Lorenzo Damiano, el famoso activista antivacunas italiano. Le ha bastado una semana de hospital para convertirse en un defensor de la ciencia y de los fármacos contra el coronavirus. De defender un nuevo proceso de Nuremberg contra los promotores de la vacunación y hablar de "dictadura sanitaria" en Italia a afirmar arrepentido que "es importante seguir a la ciencia, la que te cura y te salva". La UCI y la necesidad de oxígeno le han cambiado la vida. También el expiloto valenciano Jorge Lis de 46 años maldijo su negacionismo antes de fallecer el pasado mes de septiembre 45 días después de ingresar en UCI por covid. Lo dicho, hay que defender lo que uno cree pero de sabios es rectificar.