ientras que en algunos países ya se ha administrado la pauta completa a casi el 90’% de su población, en los más pobres apenas superan el 6% con una sola dosis, alerta Amnistía Internacional que, a su vez, recuerda que la OMS, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se habían fijado el objetivo de vacunar al 40% de la población de los países con menores ingresos para finales de año. Un reto para el que se necesitan 2.000 millones de vacunas por lo que piden a las farmacéuticas BioNTech, Johnson&Johnson, Moderna y Pfizer que pongan “fin a la desigualdad” . De lo contrario omicrón, muy contagiosa, podría empujar a muchos países a una crisis sin precedentes.Variantes que se producen en parte, abunda la ONG, debido a que “las grandes farmacéuticas ponen los beneficios por encima de la vida”. Y dinero tienen a espuertas (también esperemos que para desarrollar una vacuna perfecta de una vez por todas). BioNTech, Moderna y Pfizer han previsto ganar 130.000 millones de dólares estadounidenses para finales de 2022. Fueron héroes al desarrollar vacunas en un tiempo récord pero su negativa a compartir la tecnología con países necesitados no sólo nos produce vergüenza (más si cabe en Navidad) sino que empieza a ser un problema que va más allá del tercer mundo.