o estoy siguiendo muy encima la campaña electoral de Castilla-León, la verdad. Ni siquiera por obligación profesional. La política navarra está estos días lo suficientemente interesante y entretenida en el fondo y también en las formas. Se ha abierto de golpe un periodo de incertidumbres e incógnitas de forma más bien inesperada que apunta a tiempos de inestabilidad cuando más asentada estaba la política foral en la estabilidad. Y evidentemente, la atención de la opinión pública navarra está atenta a ello. Más de lo que pueda parecer a los políticos que están protagonizando la bronca a tumba abierta que se ha puesto en marcha en las derechas navarras. Pero al mismo tiempo es difícil no percibir los sonidos que llegan desde Madrid y la Castilla profunda. Casado forzó el adelanto electoral y se ha puesto en primera línea de fuego, pero a día de hoy no parece que las previsiones optimistas se vayan a confirmar. No sé que pensaran y cómo valorarán los electores de Castilla-León las idioteces que han centrado hasta ahora las intervenciones electorales de Casado, pero las dudas sobre los resultados que van reflejando los sondeos tienen mala pinta para el PP. Al menos, muy lejos de sus expectativas iniciales. De las fotos con vacas al vino como sustituto del agua, las macrogranjas de cerdos, la remolacha, la aparición estelar de un Drácula que crea zombis y ya en el último capítulo el recurso a la desesperada de los comodines habituales de ETA y EH Bildu. Difícil poder llegar a buen puerto así. Casado acumula derrota electoral tras derrota y sus pequeños avances en el panorama político del Estado dependen de la ultraderecha de Vox. Todo indica que en Castilla-León esa realidad de dependencia no sólo se va a repetir, sino que aún puede ser mayor. Por mucho desencanto y desinterés que se pueda palpar en la sociedad con la desastrosa deriva de la política española es difícil triunfar en las urnas con un discurso elaborado a base de petachos absurdos y sin sentido. Está más cerca de regalarle de forma inesperada oxígeno a Sánchez que de poder mantener con éxito su estrategia de desestabilización institucional. Basta leer o escuchar esto días los medios reaccionarios y conservadores de Madrid para saber que el barco de Casado empieza a estar en estado de abandono mientras la sombra tenebrosa de Ayuso se va alargando. La sensación de que la conjura se está cosiendo en los conciliábulos de la Villa y Corte crece cada día. A Casado le están preparando unos Idus de Marzo y solo falta saber quién será el Bruto de turno al que enviarán a apuñalarle por la espalda y quienes conforman el núcleo duro de la conspiración. La ultraderecha de Vox a la espera del desarrollo del festejo en sus sucesivos tercios. Todo que ganar y nada que perder. Ante la avalancha tonterías por encima de la habituales promesas, cada cual deberá aplicarse un descodificador a la oreja y discernir la paja del grano. Claro que siempre es recurrible el uso de los tapones. O sentarse plácidamente con unas palomitas y una birra a ver pasar la sucesión de cadáveres políticos que parece avecinarse. Y ya he escrito antes que el camino de Casado no era un buen camino para Esparza. La ziaboga de esta semana, mal calculada y peor ejecutada, deja malas consecuencias para UPN. ¿Tiempo de poner las barbas a remojar?