Los colectivos feministas reconocen que estas fiestas les dan “un poco de miedo”. Las cifras de denuncias y casos de violencia de género no invitan al optimismo. El descorche tras años de duras restricciones resulta peligroso, alertan quienes ya han detectado desde este fin de curso un incremento, por ejemplo, de abusos en discotecas. Quizás por ello, más que nunca, es necesario destacar que las fiestas regresan en todos los sentidos pero que hay que disfrutarlas en libertad y que las mujeres van a contar con recursos si los necesitan. Lunes Lilas recordaba ayer que a Nagore Laffage la asesinaron en 2008, hace ahora 14 años. Fue la primera vez que la gente tomaba la calles. Entre esa fecha y la respuesta masiva y las manifestaciones multitudinarias que supuso la violación grupal de La Manada en 2016 hay todo un trabajo previo y conjunto por parte de las organizaciones feministas. Lo recordaba la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista, que asume lo que ha costado involucrar al Ayuntamiento de Pamplona para hacerle cómplice de iniciativas contra las agresiones. Siempre ha habido agresiones pero las mujeres no se atrevían a denunciar para no pasar por un calvario. Hemos pasado de ser mujeres que siempre tenían que estar acompañadas en fiestas y en las que el camarero miraba hacia otro lado a tener otra mirada social, también de reprobación por parte de otros hombres, ante determinados comportamientos. Pero hay todavía muchos espacios y lugares en los que se vive todavía la idea de que esa masculinidad, “ese a ver quién más, en grupito”, todavía sigue “presionando mucho”, señalan. 180 bares y peñas han lanzado también la campaña ‘Cuidándonos, disfrutamos’. En estas esperadas fiestas, más que nunca, sólo el sí es sí.