Cada día se repiten los atascos a las puertas de los colegios por los coches en doble fila de padres y madres que deciden llevar en coche a sus hijos hasta la puerta. Hay quienes aparcan en las aceras y también quienes deciden ocupar cualquier hueco por muy peligroso que sea. En la mayoría de los casos, podrían llegar andando, solo con salir un poco antes de casa.

O al menos aparcar bien en la zona y luego desplazarse. Pero no. Hay muchas zonas de Pamplona que en las horas de entrada y salida de los colegios se vuelven intransitables. Con molestias para los vecinos y zonas colapsadas. Es una cuestión de respeto y convivencia como otras muchas, de entender que la sociedad somos todos y todas y que hay que respetar unos mínimos para no colisionar. Y no es malo solo por lo que molestan en las zonas alrededor de estos colegios, que suelen ser concertados, sino por lo que se transmite a esos niños y adolescentes. La manera en que se les educa desde casa en cuestión de movilidad nada sostenible. Desde pequeños no perciben el tiempo del trayecto al colegio como un momento de aprendizaje y tranquilidad, sino con la presión de las prisas y el estrés. Niños que con el tiempo normalizan que se les deje de puerta a puerta, siempre en coche. Y mientras, vecinos hartos como los de la Txantrea han empezado a movilizarse para concienciar en las inmediaciones de Irabia-Izaga. Estaría bien que le siguieran otros barrios.

Y también es de agradecer la iniciativa del colegio entendiendo que hay que educar a los hijos pero a veces también a los padres recordándoles que eviten aparcar encima de las aceras, estacionar en doble fila, obstaculizar los pasos de peatones, etc. Vamos, cumplir las normas de circulación.