La víspera del Día de Navarra, 15 comunidades de regantes de la Ribera presentaron un manifiesto defendiendo el viejo proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra. El presidente de la Comunidad de Regantes de Huertas Mayores, que encabezaba el manifiesto, señaló que “Es el momento de hacer piña y unirnos para reclamar algo que está proyectado y que se nos está negando”. Se repitieron de nuevo una serie de tópicos que, a fuerza de repetirlos, pretenden que adquieran categoría de dogma de fe. Estos tópicos son: Hay un grave déficit hídrico en la Ribera. No hay más alternativa que el Canal de Navarra. El futuro de la agroindustria depende de la construcción del canal. La segunda fase va a generar miles de empleos y va a fijar a la población agraria.
Abordamos a continuación estos tópicos.
Tópico 1. Sin el Canal de Navarra la Ribera va a sufrir un grave déficit hídrico.
No es cierto, la Ribera de Tudela se riega desde hace siglos y tiene cerca de 30.000 Has de regadío intensivo. Por la margen derecha el canal Imperial y el de Lodosa, y por la margen izquierda el canal de Tauste, las acequias que bajan desde el río Aragón y el embalse de El Ferial que se llena con la acequia de Navarra que viene de Yesa.
No hay escasez de agua de riego en el conjunto de la Ribera. Donde sí puede haber demanda es en los municipios del Queiles y del Alhama situados por encima del Canal de Lodosa, que tienen regadíos eventuales con cultivos de viña y olivo principalmente. Por eso sorprende que encabece el manifiesto la Comunidad de Regantes de Huertas Mayores, cuando la mayor parte de sus tierras están regadas por gravedad con aguas de la balsa del Cardete, que se abastece con agua muy barata del Canal de Lodosa y que no necesitan del Canal de Navarra
Tópico 2. Con el Canal de Navarra se va a regar por su propio pie.
En los municipios de las cuencas del Queiles y el Alhama hay bastantes elevaciones de agua del canal de Lodosa, algunas de ellas se han abandonado por los altos costes energéticos. Se ha hecho creer, y mucha gente lo piensa, que el agua del Canal de Navarra va a llegar con suficiente altura como para regar sin necesidad de elevación. Esta afirmación, posiblemente repetida para ganar partidarios, es errónea. En los documentos del INTIA de 2013 ya se señalaba que en la zona del Queiles y Alhama no hay superficies que se vayan a regar por gravedad y que la altura media de bombeo media va a ser de 58 metros, con los consiguientes costes energéticos. Y esto después de que se eliminaron de la zona regable las 7.000 Has más elevadas, entre ellas todas las de Fitero.
Sorprende también que la Comunidad de Regantes de Fitero no protestara en 2013 cuando fueron excluidos de la zona regable y firmen ahora el manifiesto. Sorprende también, todo hay que decirlo, porque Fitero es un buen ejemplo de buena gestión de sus aguas de riego, introduciendo mejoras que han posibilitado que la agricultura de regadío tradicional se mantenga sin necesidad de recurrir a costosas infraestructuras.
Tópico 3. El futuro de la agroindustria depende de la construcción del canal.
Así se manifestaba el presidente de la Comunidad de Huertas Mayores el pasado 2 de diciembre: “El secano no vale nada y las congeladoras están pidiendo públicamente más hectáreas de regadío, obligadas a traer producto de fuera”.
Esta afirmación no sólo falta a la verdad, sino también a la inteligencia. Si la agroindustria está trayendo “producto de fuera” es debido a razones de mercado y de temporada. No están obligados, porque en Navarra y en la Ribera existen miles de Has de regadío dedicadas al maíz, y si hubiera más demanda podrían dedicarse a suministrar a la agroindustria.
Nadie niega lo que ha supuesto el regadío y la agroindustria para el desarrollo de la Ribera, pero su futuro no depende de la construcción del Canal de Navarra. Basta analizar lo que ha pasado en la zona regable de la primera fase, donde ninguna nueva empresa se ha instalado y los cultivos para la agroindustria siguen siendo minoritarios.
Tópico 4. El canal va a generar empleo y fijar la población agrícola en el campo.
Siempre se han hecho promesas de creación de miles de puestos de trabajo, la más reciente las del presidente de la Cámara de Comercio, que se sacaba de la manga 8.000 nuevos empleos con la segunda fase.
Navarra tiene una asignatura pendiente: hacer una evaluación de los resultados de la primera fase del canal para saber si realmente se justifica semejante inversión. A primera vista ya se ve que no es oro todo lo que reluce. En cuanto al empleo, el informe de la Cámara de Comptos señalaba la creación de 365 empleos en la primera fase, muy lejos de los miles prometidos. Por otra parte, el canal está contribuyendo a la concentración de la propiedad, eliminando de hecho a los pequeños propietarios, especialmente en las vegas del Arga y del Ega, que se están viendo forzados a vender sus tierras por no poder afrontar las condiciones de puesta en riego: parcelas mínimas de 5 Has por hidrante, inversiones y reconversión de cultivos.
Por último, en la zona regable de la primera fase hay una tendencia significativa de concentración de tierras a través de la creación de empresas agrícolas cooperativas y mediante el alquiler de tierras a empresas especializadas en determinados cultivos (alfalfa, tomate,...). Nadie niega la legitimidad de estos cambios, pero se está transformando a los agricultores en rentistas. Una situación no acorde con lo manifestado en la declaración de interés general del proyecto, que ha justificado las inversiones públicas.
Tópico 5. No hay otras alternativas.
Sacamos a relucir de nuevo el manifiesto de las 15 comunidades de regantes: no hay otras alternativas. No se han encontrado en los últimos veinticinco años porque sencillamente no existen. Sí que existen y así lo señalábamos en el informe Alternativas de Abastecimiento y Riego para la Ribera que los autores de este artículo publicamos hace un año. Además del viejo proyecto de la segunda fase, existen otras alternativas: llevar el agua de Itoiz por tubería como proponía el alcalde socialista de Ribaforada y ahora propone el Gobierno, recrecer el canal de Lodosa, elevar agua desde el Ebro que defiende el ingeniero Galán, y la que nosotros defendemos, que es mejorar los regadíos existentes, liberar caudales del canal de Lodosa mediante modernización de regadíos, todo ello en un marco de desarrollo rural.
Concluimos. Los informes del INTIA que ha presentado el Gobierno suministran datos a cada comunidad de regantes para que puedan decidir sobre las alternativas de riego existentes. Pero a nuestro juicio la decisión de los regantes no debe limitarse al origen del agua de riego y su coste, sino también al modelo de concentración parcelaria. ¿Se quiere el modelo que se ha implantado en el canal con altas dotaciones de agua para todo tipo de cultivos, con parcelas mínimas de 5 Has, que arrasa pequeños propietarios, olivares, viñas y paisaje?, ¿O hay gente que prefiere mantener buena parte de los actuales campos de olivos y viñas, con dotaciones de agua menores, lo que posibilitaría el mantenimiento de los pequeños agricultores? ¿O ambas cosas, por qué no? El Gobierno tiene otra tarea pendiente, que es la modificación del Plan Foral de Regadíos y la Ley de Infraestructuras Agrarias que obligan a un tipo de concentración parcelaria y sistemas de riego que pueden servir para la zona Media, pero no para el sur de Navarra, donde la estructura de la propiedad y de los cultivos es diferente.
No queremos acabar este artículo sin señalar que no somos enemigos de los regantes, todo lo contrario, en nuestra asociación hay agricultores, algunos de ellos regantes del Canal de Navarra. Defendemos otros modelos de gestión del agua y de la agricultura: nos oponemos a unas grandes infraestructuras que se nos venden como estratégicas, que no producen los beneficios que prometieron, que machacan a los pequeños agricultores, que crean unas enormes servidumbres financieras a la comunidad, y que también se comen los presupuestos destinados a la agricultura y la ganadería.
URA. Nueva cultura del agua en Navarra (URBIZI)