entendemos que el tema requiere un análisis integral, que habrá que contemplar aspectos urbanísticos, arquitectónicos, sociológicos, artísticos, estéticos, e históricos, además de las cuestiones legales. Pero, desde un punto de vista memorialista, consideramos imprescindible centrarnos en ese componente, el memorialista, algo que si no lo hacemos nosotros y nosotras, corre el riesgo de pasar a un segundo término, como se ha demostrado en el Concurso Internacional de Ideas. ¿Está en juego algo más que la destrucción o conservación de un edificio? Precisamente, desde un punto de vista relacionado con la recuperación de la memoria, en ese “algo más” debería residir el fondo de la cuestión. No nos sirve el derribo sin más, la conservación sin más, la resignificación sin más? Necesitamos “algo más”, necesitamos un “proyecto memorialista”. Podemos denominarlo de diferentes formas; Centro de Interpretación de la Memoria, Observatorio de la Memoria, Instituto de la Memoria?, pero lo importante, donde nos deberíamos centrar, es en el contenido. Un lugar donde no solamente se hable de pasado, que también (ese pasado que nos ocultan y quieren que se olvide) sino que también de la lucha antifascista desarrollada en esta ciudad. Es necesario convertir la memoria del antifranquismo, la memoria democrática, en un recuerdo productivo, un instrumento de socialización que contribuya a formar a la ciudadanía, un proyecto que reflexione, investigue y difunda, actualizando un mensaje de derechos humanos, democracia, convivencia? La batalla, la importante, se está jugando en ese terreno, en el de la confrontación entre memoria y desmemoria, y no deberíamos desaprovechar el momento, la oportunidad que se nos brinda, para reflexionar sobre la batalla ideológica basada en el relato democrático y antifascista. Queramos o no, estamos en medio de esta batalla y, si no lo hacemos bien, la indiferencia ganará, y las próximas generaciones no recordarán nada, la ignorancia continuará o se restará importancia a lo acontecido. Y, al margen de lo que pase con este edificio, la desmemoria, el olvido y la indiferencia les mantendrá impunes. En eso consistirá su victoria y nuestra derrota.

En estos momentos, nos encontramos con un Concurso de Ideas para el Monumento de los Caídos y su Entorno, y siete trabajos seleccionados. Entendemos que son ideas, ya vendrán los anteproyectos y proyectos, y por eso mismo consideramos que estamos a tiempo de reconducir lo que, en nuestra opinión, empieza viciado respecto al trabajo de recuperación de la Memoria Histórica. En cuanto a los siete trabajos seleccionados, sin entrar en aspectos técnicos, centrándonos en lo relativo a la “Memoria Histórica”, y analizados uno a uno, hemos considerado la oportunidad de presentar una sugerencia-solicitud, la misma, a todos los equipos cuyos trabajos han sido seleccionados. Una solicitud que creemos justificada, al constatar cómo, excepto en alguna propuesta (al margen de que podamos discrepar con el planteamiento), en la mayoría de los proyectos, lo relativo a “la memoria histórica crítica” pasa a un segundo plano, oculto tras el diseño arquitectónico y urbanístico, cuando no obviado por completo. Por ello, argumentando que en la introducción de las bases del concurso se recoge textualmente que: “? la propuesta debe asumir?/? su contenido simbólico y sus efectos sobre la memoria democrática, haciendo necesaria una resignificación del monumento, que podría suponer incluso su desaparición? Que dentro de los objetivos del propio concurso, se contempla que: ? se le deberá dotar de nuevos significados cívicos, compatibles con el mantenimiento de una memoria histórica crítica, eliminando la apología del bando vencedor en la Guerra Civil española. Y que, entre los criterios de valoración, se incide especialmente en lo relacionado con la memoria histórica: propuesta del uso que el concursante considere conveniente incluir en el ámbito, y concreción del programa, con una especial justificación desde el punto de vista de la memoria histórica”.

Hemos presentado una solicitud para que cada equipo, en su anteproyecto, explique y/o profundice sobre todo lo relativo a los nuevos significados compatibles con el mantenimiento de una memoria histórica crítica. Entendíamos que lo reflejado en las bases del concurso era suficiente garantía de que todas las opciones estaban abiertas, y así mismo, al hablar de que los nuevos significados cívicos deberían ser compatibles con el mantenimiento de una memoria histórica crítica, eliminando la apología del bando vencedor, era, también garantía, y permitía pasar, fuera cual fuera la intervención (mantenimiento, derribo, transformación?), de la memoria del franquismo a la memoria de las víctimas del franquismo. Si a todo ello añadimos que, en el Informe del fallo del Jurado, se dice que el proceso de selección se ha basado en descartes sucesivos, y entre los motivos que justifican dichos descartes figura el de: “algunos de los usos propuestos suponen una trivialización del significado del lugar y el monumento, desde el punto de vista de la memoria histórica”. Sinceramente, con estas bases y criterios, no entendemos como se han podido seleccionar determinados trabajos, con escasa o nula sensibilidad, cuando no beligerancia, hacia todo lo que representa la “memoria histórica”.

Nos parece adecuada la etapa de aportaciones y sugerencias previa a la realización de los anteproyectos, pero no se debe quedar exclusivamente en ello, deberíamos ser capaces de abrir un verdadero proceso participativo, exposición y debate de los anteproyectos, para concluir en una consulta.

Firman este artículo: Itziar Munarriz Salamanca, Carlos Otxoa Barrikarte y Gotzon Garmendia Amutxastegi Miembros de la Coordinadora Amapola Del Camino / Bideko Mitxingorria