conocidas las conclusiones sobre la Sociedad de Desarrollo de Navarra (Sodena) de la comisión de investigación parlamentaria que tantos titulares han generado me parece oportuno remarcar algunos de los argumentos que expuse en mi larga comparecencia ante ella y compartir ciertas reflexiones.

Sodena es una empresa pública a la cual dediqué algunos de los años más apasionantes de mi vida laboral y que considero fundamental para nuestra Comunidad. Si no existiera, habría que crearla.

Aunque los tres años que desempeñé el cargo de consejero de Economía y Hacienda y la década larga como director general de la compañía me ayuden a comprender la rivalidad entre los partidos políticos no puedo evitar lamentar profundamente que Sodena y sus profesionales se hayan visto involucrados en el fuego cruzado que se abrió a raíz del llamado caso Davalor.

Tras más de cinco meses de comparecencias en las que algunos de los comparecientes dimos todo tipo de detalles, la conclusión final ha sido muy previsible: se deja fuera al detonante de la presunta investigación, Davalor, y se considera a la operación de compraventa de acciones de Iberdrola “especulativa e impropia de un ejecutivo”. También se añade que la compra de la colección de coches antiguos de la familia Burgos se realizó de forma “precipitada, sin los controles oportunos y sin objetivo claro”.

No puedo estar más en desacuerdo con unas conclusiones que no por repetidas son verdaderas. La pérdida de diecinueve millones de euros en la operación de compraventa del uno por ciento de Iberdrola no es real. Las pérdidas se producen cuando los ingresos obtenidos a lo largo de todo el periodo de una inversión (dividendos cobrados incluidos) son inferiores a la inversión realizada (incluido el seguro de cobertura). Este no fue el caso. Como indica la Cámara de Comptos en su informe de enero de 2016, la rentabilidad obtenida fue del 2,21%.

Dicho informe continua diciendo que se trató de una operación decidida por el Gobierno de Navarra, basada en razones de interés estratégico, y válida. Es cierto que los expertos de Comptos terminan opinando que fue atípica y no habitual como no podía ser de otra manera al tratarse de una inversión de 173 millones de euros.

Por otro lado, no hubo precipitación alguna en la compra de la colección de coches antiguos de la familia Burgos que iba a ser la base de partida de un museo de la automoción en Pamplona. Fue una compra de oportunidad, aprobada por el comité de inversiones y el Consejo de Administración de Sodena y en la que se cumplieron todos los procedimientos habituales. Quienes estén interesados pueden consultar la información que aporté en la página web del Parlamento de Navarra.

Conviene recordar que Sodena fue creada por el legislativo foral en 1984 para impulsar la generación y desarrollo de proyectos para Navarra con un capital de dieciocho millones de euros que no ha habido que ampliar posteriormente. Su presidencia la ostentaron quienes fueron responsables de las sucesivas consejerías de Industria. Socialistas, regionalistas y nacionalistas. Que en sus treinta y cinco años de existencia ha participado activamente en la implantación de decenas de empresas en Navarra, muchas de ellas multinacionales, sin entrar en su accionariado. Que en ese tiempo ha analizado más de un millar de proyectos participando en un centenar de ellos obteniendo éxito financiero en más de veinte. Este es un porcentaje relevante teniendo en cuenta que las inversiones apoyadas se caracterizan por su alto riesgo y son precisamente aquellas que no cuentan con el respaldo suficiente de la iniciativa privada radicada en Navarra.

Sodena es una historia de éxito. Lo ha tenido, principalmente, en los sectores de las energías renovables (EHN, ahora Acciona energía y Nordex Acciona Wind Power, Gamesa, CENER, Ecoenergia), biofarmaceútico (Laboratorios Cinfa, 3P Biopharmaceuticals, Albyn Medical, Idifarma), agroalimentario (Vega Mayor-Florette, Tutti Pasta, Aspil), infraestructuras (Gas Navarra, Iberdrola) Biotecnología (Fondo Ysios, Ojer Pharma) y otros. En todos los casos su actividad ha servido para apuntalar sectores incipientes en Navarra, e incluso crear algunos que, anteriormente, no existían. Hay muy pocas comunidades con el conocimiento que Navarra actualmente tiene en los sectores de energías renovables y de biotecnología. Y ese conocimiento está entre otros, en los profesionales que hoy trabajan en Sodena. Además, ha respaldado la internacionalización de la empresa navarra con decenas de préstamos y avales propiciando la salida de las empresas navarras al exterior.

Sodena ha dado a sus inversores, en su mayor parte los contribuyentes navarros, unos dividendos que han multiplicado por más de 26 veces el dinero invertido. Y es que ha sido la única sociedad de desarrollo española capaz de autofinanciarse. Las de otras comunidades autónomas no han sido capaces de retornar beneficio financiero alguno a unos accionistas que cada año siguen aportando dinero para su actividad.

Esta compañía injustamente vapuleada en Navarra es la referencia en el funcionamiento de sociedades de desarrollo como la SPRI vasca o Acció en Cataluña, entre otras, que fueron creadas bajo la inspiración de Sodena. Como dijo Antonio Garrigues Walker en 2010, “Sodena ha creado un modelo de sociedad de desarrollo ejemplar y de éxito. En Navarra lo habéis hecho muy bien”.

Buena parte de los logros más importantes de Sodena son de carácter socioeconómico y no aparecen contabilizados en su cuenta de resultados. A los miles de puestos de trabajo creados en aquellas empresas participadas y en las que ha intervenido se suma su contribución para el desarrollo del gas en Navarra y referencia nacional tanto en Energías Renovables como en la fabricación de medicamentos genéricos.

Dos son las inversiones que más dinero le han costado a Sodena en su apoyo financiero y que se han contabilizado con pérdidas: Sunsundegui y el parque de la naturaleza Senda Viva. Aunque en ambos casos no se vaya a recuperar lo invertido, en los dos se tomaron las decisiones adecuadas al tratarse de nuevos negocios creadores de empleo y de desarrollo económico. Sunsundegui es hoy imprescindible para el empleo de la Sakana y Senda Viva ha revitalizado el turismo en La Ribera con todo lo que ello ha traído implícito. Su impacto socioeconómico ha sido muy positivo para Navarra.

Con todos estos detalles, desconocidos por buena parte de la población navarra, y me temo que por muchos de nuestros parlamentarios, podría parecer desproporcionado dedicar cinco meses a hablar de algunos proyectos que no cumplieron su plan de negocio inicial. Más aún cuando ya habían sido analizados en el mismo al Parlamento.

En el futuro, sin duda, seguirá habiendo inversiones fallidas. Esa es la naturaleza de Sodena, trabajar en proyectos donde el riesgo es alto, pero que son de interés para la Comunidad Foral de Navarra. Si fueran proyectos sencillos, de bajo riesgo, los atendería el sector financiero tradicional, y Sodena no participaría en el mismo.

Por tanto, lo que sugiero es apoyar a los profesionales de Sodena, que en tantas ocasiones han demostrado su valía y buen hacer, y dejar que sigan trabajando. Tampoco estaría mal que se reconozca el papel clave de Sodena en el desarrollo de Navarra? y que no tuviéramos que salir fuera de nuestra Comunidad para que se reconozca lo que en casa se desconoce.El autor es ex director general de Sodena