El Día Internacional de la Salud de las Mujeres se conmemora desde 1987 a propuesta de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos. El lema que la mueve es La salud y los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos y de ciudadanía. ¡Que el Estado los garantice, proteja y promueva!.

Los cambios en la salud de las mujeres en estos cuatro años en Navarra reflejados en el informe Sombra Cedaw 2015-2018 de Navarra son importantes y significativos. Decreto de salud sexual y reproductiva de noviembre 2016. Muy esperado. Basado en un proceso participativo, que garantiza entre otras cuestiones las interrupciones de los embarazos no deseados y la prevención de los mismos por medio de la educación sexual. Se amplían prestaciones como la reproducción asistida en mujeres solas o con pareja del mismo sexo, el diagnóstico preimplantacional y la atención a la transexualidad, además de atención a colectivos con más vulnerabilidad. Hoy, gracias a esto, Noel y otras criaturas están en el mundo. Los nuevos centros de salud sexual y reproductiva están abiertos a ambos sexos, ofreciendo una atención integral, multidisciplinar, más adecuada a la realidad de la salud sexual, con programas dirigidos específicamente a hombres y a personas jóvenes. Se debe de poner ya dentro del currículum la sexualidad, no la reproducción. La sexualidad de mujeres y hombres, también desde el sexo sentido y entendido como derecho y placer para todas.

El plan de acción de desarrollo de la Ley Foral 14/2015 para actuar contra la violencia hacia las mujeres que marca las pautas en el Capítulo I. Detección y atención de la violencia en el ámbito sanitario, artículo 21. Derecho a la atención sanitaria. Reconoce y garantiza el derecho de todas las mujeres a la sanidad pública incluidas aquellas que están en nuestro país en situación de ilegalidad o refugiadas y/o ejerciendo profesiones como la prostitución. Atender a las mujeres con diversidad funcional y la violencia sexual. Una persona no puede estar bien si está en peligro su vida, si se mira su cuerpo solo como un objeto de uso y abuso.

En sus artículos 23 al 26 garantiza la atención psicológica y el desarrollo de protocolos como el de la prevención y actuación ante la mutilación genital femenina. Potenciando el foro navarro contra la trata, la formación de profesionales, un protocolo de actuación y recurso de acogida específico.

En relación a los casos de cáncer de mama, la detección es rápida y coordinada, quedan por mejorar las listas de espera en los servicios colaterales (cirugía plástica/reparadora, rehabilitación, unidades de linfedema?) y la persona de seguimiento continuo.

Se ha puesto en marcha el protocolo sanitario para la fibromialgia y la fatiga crónica, con asignación presupuestaria y especial colaboración con las asociaciones implicadas, formación para personas profesionales y el primer grupo de tratamiento terapéutico colectivo. La endometriosis tiene ya un tratamiento específico en la salud navarra.

El protocolo de actuación con personas transexuales es una realidad, especialmente con niños y niñas y en educación. Se aprobó en junio 2017 la ley LGTBIy+ que recoge todo un capítulo en materia de garantías sanitarias para todos los colectivos implicados en la misma. Y sobre todo una ley que garantiza el derecho a sentirse cada una como quiera y poder vivir con su sexo sentido sin ser patologizado. Comenzó en 2018 el programa Skolae en centros educativos, ahora toca que sea de obligado cumplimiento en todos los centros, desde los 0/3 años hasta la universidad.

Se está haciendo formación desde el Departamento de Salud en materia de salud y género, incorporando partidas específicas para ello desde los presupuestos 2016 hasta la actualidad. No debemos olvidar que la salud tiene género: se enferma de diferente manera en función del rol que se juegue y del sexo biológico que se tenga.

Esto es el gran avance y reto. Algo que asegura la Ley Foral de Abril de 2019 de Igualdad entre mujeres y hombres desde su preámbulo a todo su desarrollo, pero específicamente en el artículo 20 y en la Sección cuarta. Artículos 50 y 51.

La garantía de que se haga una revisión de género, es decir, desprejuiciada, de los conceptos de salud y enfermedad. Los estudios nos demuestran cómo las mujeres han sido peor atendidas en la sanidad pública. Menos hospitalización, diferencias de tratamiento, como por ejemplo en el caso de los infartos, con menos ensayos clínicos. Con menos tiempo de dedicación real excepto en Atención Primaria, y encima cuando acuden a ésta es para el resto de la familia, en su papel de cuidadoras de los demás. Hasta ahora han tenido categoría de enfermedades aquellas que se producían en contextos laborales masculinos, avancemos en este camino permitiendo a las mujeres estar enfermas y ser atendidas. ¡No solo cuidadoras! Además, el hecho de cuidar de los demás también trae consigo enfermedades específicas. En ningún momento se ha valorado como factor de riesgo el hecho de tener trabajos infravalorados, mal pagados, temporales, y encima para la gran mayoría no considerados, como el trabajo doméstico. Tampoco el acoso sexual o por razón de sexo, como estamos viendo estos días con el suicidio de una mujer por difusión de un vídeo.

Una salud que nos ha mirado como enfermas cuando no lo estábamos. Es necesario que se haga una revisión de los tratamientos actuales a las mujeres cuando nos vamos haciendo mayores, ayudando a comprender el placer de madurar, dejando de vernos solo como menopáusica. En este sentido, como dice Betty Friedan, hay que hablar de la necesidad de luchar para disfrutar del inmenso placer de una noche bien dormida.

Queda mucho por avanzar y realizar. El feminismo y la salud para todas las personas tienen la clave, las asociaciones la mirada avanzada y el Gobierno el deber de cumplir lo aprobado. Esto también debe unir para los pactos postlectorales.

La autora es pedagoga-técnica de Igualdad y exparlamentaria