hace dos años la ciudad de Estella veía por fin la realización de un sueño. En septiembre de 2017 el Gobierno de Navarra ponía en marcha Unidad dependiente de la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona, que comenzaría a promover el aprendizaje de idiomas y a consolidar su enseñanza pública en la merindad. La iniciativa, cocinada a fuego lento, daba así respuesta a una demanda social extendida a lo largo de mucho tiempo. Las que conocemos Tierra Estella sabemos la delicada situación que atraviesa la región y el beneficio que supone cualquier iniciativa que reactive la actividad de la zona, así que esta era una gran noticia; por fin una apuesta entusiasta y valiente para Estella, que formaba parte del impulso que el Ejecutivo del cambio quería darle a Lizarraldea. En sí misma, una alegría para todos los vecinos y vecinas de la merindad. Todo era prometedor. Las diferentes autoridades propulsoras del proyecto se congraciaron del logro, pues el esfuerzo y la constancia que han hecho falta para sacar esto adelante no han sido menores. La propia consejera de Educación, María Solana, en aquel momento quiso enfatizar que con la puesta en marcha de la EOI de Estella se atendía por fin “una demanda histórica de la población estellesa”, dando “cumplimiento a un punto importante del acuerdo programático que propone ampliar la oferta de las enseñanzas oficiales de idiomas”. Dicha Unidad se subrayó como un ejemplo de la visión del nuevo Gobierno de “una educación accesible y de calidad que queremos para todas las navarras y navarros”. En palabras del entonces alcalde, Koldo Leoz, y de la entonces directora del IES, Cristina Pinillos, impulsar la demanda de cursar idiomas era importante “ya que son muchos los vecinos de toda la comarca que acuden a la Escuela de Pamplona, que, por otra parte, no puede atender todas las solicitudes”. Empresarios y entidades públicas, ciudadanos y ciudadanas coincidían: la materialización de un deseo casi histórico era un motivo de alegría y esperanza. Dos años después, como responsable última de la Unidad, puedo decir que, efectivamente, la sucursal estellesa de la EOIP comienza a consolidarse. Es ineludible indicar que para el curso 2019-2020 el centro va a gozar de una posición reseñable, con una amplia oferta en inglés que dibuja un futuro próspero, y que, además, afianza la presencia simbólica de la EOI en la merindad. Hemos logrado que la oferta de inglés sea completa y, en consecuencia, próximamente se impartirán todos los niveles contemplados por el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas, lo que supone un absoluto logro para la estabilización de la vida cultural y socioeducativa de Tierra Estella. Como diríamos aquí, una satisfacción, vaya. Pero no todo son buenas noticias. Y por eso escribo: si bien el área de inglés de la Unidad gozará a partir del próximo curso escolar de una salud excelente, la apuesta final que el Departamento de Educación ha realizado por la oferta de euskara deja el futuro de esta área en el aire. Como profesora de euskara y coordinadora de la Unidad en sus primeros años de andadura, pero sobre todo como habitante de la zona, remito este texto, no tanto a las instituciones involucradas en la toma de una decisión que ya es irrevocable, sino a los ciudadanos/as de Lizarraldea, con el fin de que conozcan cuál es, actualmente, la situación real de la EOI de Estella. La EOI de Estella nació con la voluntad de crecer y de expandirse. Para el curso 2017-2018 se programaron tres niveles en inglés (A1, B1 y C1) y tres niveles para euskara (A1, B1 y C1). Eso se dijo en mayo. Sin embargo, en el último momento, previo comienzo del curso 2017-2018, la oferta de euskara derivó en dos cursos de los niveles B2 y C1, pues desde Educación se consideró que para el aprendizaje de los niveles básicos ya existían otros agentes en Estella que podían atender la demanda de aprendizaje de euskara, y el área de euskara de la EOI de Estella, entonces, tomó la responsabilidad de ofertar aquellos niveles que sólo ella, como institución legitimada, puede acreditar. Arrancó el curso 2017-2018 y conseguimos cerrar un sólido grupo de C1, pero para el de B2 no hubo suficientes inscripciones y no salió adelante, a pesar de que considero que el tiempo que se otorgó para la consolidación de la matrícula fue insuficiente. El Departamento de Educación, en otro de esos virajes imprevisibles y precipitados, decidió revertir la oferta. Así que nos quedamos con un C1. Para el curso 2018-2019 se amplió la oferta de inglés, porque, como es lógico, había que ofrecer continuidad a los alumnos/as, de manera que partimos el nuevo curso con una oferta de los niveles A1, A2, B1, B2.1 y C1 de inglés. En euskara, sorprendentemente, sin variaciones, nos mantuvimos sobre la oferta de un único grupo del nivel C1. Por ello, ante esa especie de estancamiento imprevisible al que estaba siendo abocada el área de euskara, para el curso 2019-2020 la Escuela solicitó que se ampliará la oferta y que se siguiera profundizando en el fortalecimiento de la institución. Tras un rosario de ruegos, finalmente, el Departamento de Educación pareció acceder a la implantación de “algún” curso en euskara de niveles básicos, y en primavera de este año se nos trasmitió que la posibilidad de ofertar un curso de nivel B1 sería factible. Sin embargo, en el último momento, Educación ha decidido dejar en suspenso esa posibilidad, y, otra vez, nos quedamos sin crecer. La Unidad de Estella seguirá impartiendo un único curso de euskara de C1. A través de este texto, quiero señalar que soy la primera sorprendida, y que estoy muy disgustada con la decisión de no aumentar la oferta de euskara en la Unidad de Estella; que me quedo sentada en la estación, muerta de frustración, viendo pasar un tren que puede que no vuelva a pasar. Y quiero que la gente de la merindad conozca la realidad. El Gobierno de Navarra ha tomado una decisión, cuando menos, polémica. La aprobación de niveles básicos de euskara era imprescindible; vital, me atrevería a decir, para asegurar la continuidad de la Unidad y del proyecto. Ahora el escenario es complicado, y todas las promesas sobre las que se vanagloriaban las autoridades al inicio de este periplo no han quedado sino en agua de borrajas. En este sentido, deseo que se sepa que, como coordinadora de la Unidad de Estella, estoy muy en desacuerdo con la decisión adoptada. Considero que después de dos años era necesario ofrecer la posibilidad de aprender euskara a los habitantes de la merindad desde niveles básicos, tal y como se ha hecho con la enseñanza del inglés, sin tener que atravesar la insidiosa experiencia de ser ciudadanos, estudiantes y parlantes de segunda. En primer lugar, porque no hacerlo significa firmar el fracaso del área de euskara de la Unidad. En segundo lugar, porque inclinarse en esta dirección es no aprovechar el viento a favor y, finalmente, porque es dejar en desventaja y desprotección a un sector amplio de la población de Lizarraldea, que lleva años luchando por una oferta pública y de calidad del euskara. Desconozco con total precisión cuáles han sido los criterios del Departamento de Educación para tomar tamaña decisión. Al parecer otras entidades de la zona corren el riesgo de verse afectadas si la EOI oferta enseñanza de euskara a niveles de acceso, y el Gobierno de Navarra, en la búsqueda de un equilibrio sectorial de actores, ha decidido mantener una apuesta fragmentada y arbitraria. Sinceramente, además de poco ética, esta me parece una inclinación perniciosa y parcial. La EOI es un centro público, por tanto, el discurso institucional no debería estar sujeto a la defensa de intereses de entidades privadas, a pesar de la encomiable labor que estas entidades realizan y han realizado en la tan difícil tarea de alfabetización y expansión del euskara en contextos sociolingüísticos no siempre amables. No quiero entrar en detalles, pues no quiero que este artículo se convierta en un mensaje de descrédito hacia nadie que no sea el Departamento de Educación, cuya postura es la que quiero denunciar. Lo único que deseo es expresar que tanto yo, Irantzu Monteano, como la institución a la que pertenezco, la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona, tememos que, de seguir ofertando un único grupo, el futuro del área de euskara de la Unidad será siempre incierto e inestable, y que, probablemente, terminará decayendo hasta desaparecer. Desde la Unidad de Estella decimos que no queremos ser un mero puente entre los trabajadores y trabajadoras de Lizarraldea y la Administración Foral, ni una herramienta pragmática, sino un agente involucrado y comprometido con el movimiento de expansión del euskara en Tierra Estella. Si nos siguen poniendo palos en las ruedas, dudo que nuestro objetivo alcance nunca buen puerto. Y es que hoy, después de dos años, seguimos igual de precarios que al principio. O, tal vez, incluso más. Así me lo hace saber la gente de Estella interesada en aprender en euskara cada vez que habla conmigo.

La autora es profesora de Euskara de la EOI y coordinadora de la Unidad de Estella durante los cursos 2017-2018 y 2018-2019