cuando hablamos de respetar los límites de la naturaleza y del planeta en el que vivimos nos vienen a la cabeza numerosos hechos y factores que intervienen en lo insostenible de nuestro sistema. El ser humano ha logrado tener una capacidad de transformación del entorno inimaginable hasta hace unos pocos cientos de años. Y lo ha logrado gracias a la utilización de la energía, necesaria para cualquier actividad en las sociedades actuales.

En la historia de la humanidad, y mucho más en la del planeta, el lapso de tiempo en el que el ser humano ha hecho uso de las energías fósiles y de la nuclear es apenas un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, este hecho, que posibilita la vida social y económica tal y como la conocemos hoy en día, ha tenido efectos gravísimos. A nivel medioambiental la utilización de este tipo de fuentes ha generado en todos los ámbitos un nivel de contaminación que ya está transformando de forma importante los ecosistemas. En el plano social ha favorecido la concentración de poder a nivel planetario como nunca antes se había visto, ha generado conflictos sociales y bélicos también a escala global, etcétera.

Los cambios que ya se están dando en las dinámicas climáticas, y que se profundizarán en las próximas décadas, van a depender de los esfuerzos que se hagan para abandonar un modelo económico basado en la utilización de los combustibles fósiles. El Acuerdo de París, firmado en diciembre de 2015, que ha sido el último establecido a nivel mundial, nació con el objetivo a largo plazo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C sobre los niveles preindustriales y limitar el aumento a 1,5°C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio climático.

En consonancia con ello, el Gobierno de Navarra en la pasada legislatura aprobó la Hoja de Ruta del Cambio Climático HCCN-KLINA 2018, el Plan de Energía de Navarra 2030 y el Plan de Residuos en 2018, que se complementan. Y se planteó el desarrollo de una Ley de Cambio Climático, pero se quedó en fase de tramitación en la legislatura anterior.

El pasado martes 30 de julio, este diario revelaba que la última Memoria 2018 de la Hoja de Ruta Cambio Climático HCCN-KLINA constata un incremento del 3,8% de los gases de efecto invernadero en 2017, tercer año consecutivo de subidas. En la citada información, también se decía que la citada memoria -primer informe de seguimiento desde la aprobación de la Hoja de Ruta- refuerza la necesidad de aprobar la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética para cumplir con los objetivos planteados. De hecho, hay que señalar que en el acuerdo programático de PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E, se prevé aprobar en el primer año de legislatura la Ley de Cambio Climático.

Los compromisos en mitigación y adaptación se han establecido siempre en el ámbito de los estados, en una construcción de arriba hacia abajo. Ahora bien, durante los últimos años, tal y como han reconocido las Naciones Unidas, el papel de los gobiernos regionales -como es el caso de Navarra- y locales -ayuntamientos, principalmente, aunque también otros entes- es primordial en el éxito de la política climática. Así, la construcción de abajo hacia arriba se basa en el nivel competencial, de responsabilidad y de intervención de los citados entes. Este es el caso actual de Navarra, con competencias y, por lo tanto, con capacidad para incidir tanto en el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, muy especialmente en las emisiones difusas, como en las medidas de adaptación a los impactos sobre los diversos territorios, los sistemas físicos y los sectores socioeconómicos más vulnerables al cambio climático.

Una Ley integral de Cambio Climático en Navarra es absolutamente fundamental, por varias razones. En primer lugar, conseguir que Navarra reduzca tanto las emisiones de gases de efecto invernadero como la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, es favorecer la transición hacia un modelo neutro en emisiones de gases de efecto invernadero. En segundo lugar, para reforzar y dar soporte jurídico a los planes que se han elaborado durante los últimos años en el ámbito del cambio climático, como es el caso de la Hoja de Ruta del Cambio Climático, y que se cumplan los objetivos establecidos, de tal manera que no ocurra lo que está sucediendo en la actualidad. En tercer lugar, favorece la posibilidad de convertirse en una comunidad que abandere la investigación y aplicación de nuevas tecnologías para sentar las bases hacia una economía descarbonizada y adaptada a los efectos climáticos.

El autor es experto en temas medioambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente