En octubre de 1971, cursando segundo curso de Ciencias Biológicas en la Universidad de Navarra, descubrí la disciplina de Citología e Histología. Las clases eran impartidas en el aula de microscopía. Cada alumno teníamos nuestro microscopio. El profesor y su ayudante manejaban otro cuya imagen se proyectaba para todos, no recuerdo si en la propia pared blanca o en una pantalla, que tanto da. El serio profesor era don Jesús Vázquez, al que la vida se le apagó demasiado pronto, y su jovial ayudante era Pilar Sesma, a la postre decana de la propia facultad de Ciencias.

Cada vez que aparecía una imagen en la pantalla el doctor Vázquez decía: “Se puede mejorar el foco” y Pilar, diligente, movía el tornillo micrométrico hasta escuchar satisfecha el ¡ohhh! de aprobación de toda la clase. Es para mí un recuerdo imborrable. Aprendí a interpretar las imágenes de células y tejidos, de los que todos estamos constituidos, pero sobre todo aprendí que es fundamental en la vida saber enfocar. Nos enseñaron que, ante una preparación microscópica, es fundamental seleccionar bien el campo de observación. Cada muestra presenta zonas favorables y desfavorables; por exceso de material, por mala tinción, por dobleces, etcétera. Es una evidencia que si colocas la preparación, pegas tus ojos a los oculares y, sin selección previa de la zona a observar, vas girando el revólver para introducir los objetivos de mayor aumento, no harás otra cosa que ver más grande el desconcierto que tenías a bajo aumento. ¿Tiene sentido aumentar la imagen de algo malo? En microscopía no, pero en política, por desgracia, sí. Relacionar ambas cosas es sencillo. ¡Cuántas veces tropezamos en nuestro diario quehacer por no saber elegir el campo de observación e intervención! ¡En cuántas discusiones interminables entramos cada día por no saber corregir el enfoque!

Necesitamos, ante cualquier tema educativo conflictivo, ser capaces de seleccionar el campo, observar atentamente, buscar lo que interesa, enfocar bien e intentar siempre mejorar el foco.

Estamos los navarros a la espera de un Pacto social y político por la Educación. Es probable que, liderado por el PSN y Geroa Bai, conduzca a la propuesta y aprobación de una ley educativa propia que complemente a la nueva Ley Orgánica que sustituya a la LOMCE.

La comunidad educativa navarra necesita saber hacia dónde se dirige el objetivo, dónde van a poner el foco quienes han sido capaces de consensuar acuerdos y reconocer desacuerdos. El papel lo soporta todo, pero el algodón no engaña. El profesorado y las familias esperan hechos.

Recordando a don Jesús Vázquez, y pensando en los excelentes maestros y profesores que hoy pueblan las aulas navarras voy a acabar con un ejemplo práctico y actual: Skolae.

El Gobierno de Navarra, a través de la Consejería de Educación, consideró necesario en la pasada legislatura hacer un programa educativo para la igualdad, la equidad, el respeto, la libertad y el disfrute de la propia forma de ser de cada persona. Pretencioso lo era, no se puede negar. Pero con humildad pienso que se enfocó mal.

1. Como todo programa preventivo se debió explicar más y mejor antes de implantarlo.

2. Como trabajo conjunto de Salud y Educación se debió presentar conjuntamente por ambos consejeros. No se hizo. Sí lo hicieron separadamente.

3. Se dio a entender que era un tema novedoso, siendo que hacía más de 25 años que en el departamento de Educación trabajaban técnicos de igualdad y coeducación, como la profesora Maite Segura, con la que tuve el gusto de viajar a Barcelona el 5 de febrero de 1996 para agradecer y recoger un material escolar que La Caixa elaboró para centros educativos.

4. Se trató de implantar por la brava en todos los centros, sin reparar en que algunos colegios e ikastolas de la enseñanza privada concertada van bastante más adelante en el tema mientras otros lo abordan en sentido radicalmente opuesto. No daré detalles.

5.- Finalmente, recibió tantos premios nacionales e internacionales que empezó a parecer que la consejera de Educación se envolvía en Skolae para cubrir buena parte de las deficiencias que su gestión produjo. Ha quedado de manifiesto que buena parte del profesorado navarro estuvo desbordada desde los recortes de 2010 hasta 2019.

Ahora, el nuevo Gobierno tiene sobre la mesa esta patata caliente. En el Acuerdo Programático se escribió la defensa y cumplimiento del programa Skolae, pero desde Podemos Ahal Dugu pedimos, con afán constructivo, “que se mejore el foco”. Espero que se me entienda. Porque hay quien intentará dividir al Gobierno, atacando temas leves, para evitar que se aborden temas clave.

El autor es profesor jubilado