Acosado por un arranque penoso, torpe y sin iniciativas de su nuevo mandato como alcalde de esta ciudad, Enrique Maya no ha tenido idea más brillante que anunciar la construcción de una pista de esquí, excusa con la que derribar completamente el edificio de la antigua estación de autobuses. Después de celebrar como un gran triunfo el resultado electoral del tripartito de derechas el pasado mayo, la resaca le está sentando fatal. Arriesgaron con una coalición muy de derechas, no llegaron a sumar más que los grupos que habíamos configurado el anterior Gobierno del cambio (NA+ 43.643, EH Bildu+Geroa+Podemos+IE 43.734, aproximadamente 100 votos más) pero, a pesar de ello, no dejan margen para pactar con el PSN, al que le están repartiendo estopa un día sí y otro también, en la convicción de que el Gobierno de Chivite no aguantará el tirón de su oposición corrosiva y agresiva.

Si el anterior gobierno del señor Maya fue gris, éste lleva el mismo camino o peor. Pasados ya más de tres meses desde que inició su andadura como alcalde, no se le conoce ninguna propuesta en positivo. Solamente se ha dedicado a anunciar reversiones de trabajos del gobierno anterior (Pío XII, amabilización, Ordenanza del Euskara...), o a anunciar proyectos cuya autoría y financiación es del Gobierno de Asiron (proyecto de escuela infantil de Lezkairu, reformas del skate de Antoniutti, derribo de Argal en Etxabakoitz...). Mientras tanto vuelven una y otra vez a la búsqueda de alguna excusa con la que poder sacar a pasear temas relacionados con ETA y el pasado. Todo menos contarnos su proyecto de ciudad, del que ya vamos comprobando que carece.

Hasta que llegó la gran idea de la pista de esquí para pasmo de la ciudadanía y ridículo como ciudad. Una buena dosis de provincianismo para no variar. Eso sí, en un nuevo proyecto especulativo. Porque las derechas en Iruña son, urbanísticamente hablando, horteras; pero siempre con una buena dosis de especulación. Que no se diga. Ahí tenemos el pelotazo de Salesianos. Unas torres dentro del Ensanche rompiendo la trama y la volumetría, completamente descontextualizado, pero cuidado, todo viviendas de lujo para sacar buena tajada. Ahora, tras la pista de esquí se esconde la operación El Corte Inglés II. Quieren poner en marcha la segunda parte del pelotazo de El Corte Inglés con el que ya soñaba otro gran urbanista como fue el alcalde Alfredo Jaime y que la alcaldesa Barcina no pudo completar. Un nuevo edificio que sirva de complemento a esta cadena comercial.

Se trataría, sin lugar a dudas, de un edificio para entidades privadas o gestionado por empresas privadas, algo que ya nos adelantaron en el programa electoral de UPN de 2015. Hablamos de un coste que podría alcanzar los 30 millones de euros, lo que resulta absolutamente inalcanzable para la capacidad inversora de esta ciudad. En consecuencia, solamente quedan dos alternativas: o es una pura y simple cortina de humo, entretenimiento para ocultar su incapacidad de gestión; o esconde una nueva operación de la mano de empresas o entidades privadas para la segunda fase del pelotazo de El Corte Inglés.

Ideas buenas no, pero lo que ya nos puede garantizar este alcalde del tripartito de derechas es que vuelven las dietas. Un clásico en cualquier gobierno facha de tradición españolista y, por ello, buen amante del capitalismo castizo. Esta semana pasada aprobaron en la empresa municipal Comiruña, a pesar de estar en minoría en el Ayuntamiento y aprovechando el voto de sus cargos de libre designación que se beneficiaban de las dietas, una nueva reversión de decisiones adoptadas durante el gobierno de Asiron: recuperar para estos cargos de libre designación las dietas eliminadas en 2015. Así, en la primera sesión de apenas 40 minutos nos hemos gastado 1.800 euros, 361 euros por cada uno de estos cargos de libre designación. A pesar de realizarse la reunión en horario laboral ordinario y en sede municipal sin ningún tipo de desplazamiento. Maya, el alcalde que fue más conocido por el cobro de dietas escandalosas y opacas en la Can (junto a la actual primera teniente de alcalde) vuelve por sus fueros y sus primeros pasos han sido ya subidas de sueldos para él y los suyos, además de recuperar estas jugosas dietas. Maya dijo la noche electoral, en plena euforia, que “los pamploneses han dicho que quieren un gobierno de personas normales”. Pues nada, ya estamos disfrutando de este tipo de gobierno, de su urbanismo hortera y especulativo... y de las dietas. Que para eso son personas normales y muy de derechas.

El autor es concejal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Iruñea